EXTRAIDO DE HUELVA INFORMACION / TEXTO: JOSE M. SALGADO
El 25 de agosto de 1658 el rey Felipe IV firmaba los Reales Privilegios por el que se le concedía al lugar de Berrocal la exención de su jurisdicción y como término se le concedía todo el territorio que había pertenecido a la desaparecida ciudad de Tejada. En este documento también se recogía la cesión de una legua para dehesa boyar en el lugar de la Alacaba.
Nacía así Berrocal, aunque ya en octubre de ese año se conocía el feliz desenlace tras muchos años de litigios, por lo que se celebró una misa y en el porche de la iglesia se le comunicó a los vecinos la buena noticia y se nombró al primer alcalde que resultó elegido Antón García. En aquel entonces eran 250 los vecinos y el pueblo contaba con 50 casas.
El contador de la historia del municipio se puso en marcha en esa fecha: 25 de agosto de 1658. No obstante, la presencia de moradores en estas tierras es anterior a la misma. Data de la repoblación cristiana cuando varias familias leonesas se asentaron en el lugar. Esto pudo suceder en torno al 1348 y 1350. El dato quedaba recogido en las alegaciones del expediente de la exención de Berrocal por parte del Asistente Mayor de Sevilla, don Pedro Niño de Guzmán. Seis siglos y medio desde el asentamiento de leoneses en el lugar, los berrocaleños todavía conservan en su vocabulario palabras originarias de León como 'andancio': disposiciones de vientre líquidas y frecuentes.
Pero qué hizo que estos primeros moradores se movilizaran para conseguir su independencia. Según los vestigios históricos investigados por el historiador local Manuel Márquez Calero, Berrocal era una aldea de Tejada. Con la desaparición de esta localidad, en torno al año 1440, fueron los municipios de Escacena y Paterna los que "sin título para ello, ejercían jurisdicción en Berrocal de una forma intrusa y arbitraria vulnerando todas las leyes y sin el conocimiento de Sevilla, a quien pertenecía entonces el territorio. Desde principios del siglo XVII Berrocal venía quejándose amargamente de que unos y otros pretendían cobrar en el lugar alcabalas, diezmos y otras martingalas".
Pero con el privilegio de villa concedido por el propio rey, los problemas de los berrocaleños no habían finalizado ya que desde Paterna y Escacena llegaban alguaciles que tributaban de forma "arbitraria" a los vecinos de la nueva villa. Esos abusos llegaron a oídos de personas influyentes como el Asistente de Sevilla que aconsejaron a los vecinos de Berrocal iniciar el expediente de emancipación para evitar, primero, los abusos y, segundo, la despoblación que estaba sufriendo el nuevo pueblo ante la imposibilidad de mantenerse en el territorio soportando la carga fiscal.
El rico campo de Tejada continuaría siendo fuente de problemas para los vecinos de Berrocal. El 31 de marzo de 1660 con la venta de Paterna a don Luis Federegui, que era Alguacil Mayor de Sevilla, mantuvo el yugo sobre los berrocaleños saltándose toda ley en curso. Y es que la emancipación no contó con la bendición de Paterna y Escacena por lo que creció el rechazo a la misma. Fruto de esa animadversión el 16 de febrero de 1686 se producen graves enfrentamientos entre vecinos de Berrocal y Paterna. Estos últimos, más de 400, iban armados, según se recoge el voluminoso expediente de la emancipación.
Esta situación condenó aún más a la nueva población a sufrir el aislamiento natural que ya el territorio le aportaba, ya que no podían utilizar las tierras de Tejada para pastar con el ganado y otros laboreos bajo pena de arresto y la imposición de una fuerte multa económica que podía alcanzar los cien reales de vellón que se pagaban de forma solidaria entre todos los berrocaleños en colectas.
No fue hasta 1708 cuando a Berrocal a través de un Decreto de la Cámara se le asignó un territorio en precario. Es decir, un término temporal hasta que se resolviera el litigio creado con la emancipación. Este territorio ocupaba un triángulo y tenía como fronteras el río Tinto y la ribera del Gallego. Un dibujo que coincide con el actual término berrocaleño aunque los munícipes de entonces protestaron ya que no eran tierras fértiles para la siembra y otros labores necesarios para subsistir.
El antiguo territorio de la desaparecida Tejada era anhelado por muchos, no sólo por Paterna y Escacena. También desde Valverde se inició un proceso con la idea de formar una nueva población que denominarían Villanueva de Sevilla y a la que dotarían con conocidas fincas como la denominada Pata del Caballo. Pero Berrocal también luchó contra esta situación y ante el litigio para contar con el territorio que fue de Tejada, alegó como fundamento jurídico que Tejada no contó con aldea o barrio alguno por lo que era Berrocal -antes aldea de Tejada y ahora villa- "heredera forzoso del campo y sierra de Tejada según la antigua Ley de Toledo sobre Despoblados".
Las primeras tierras de la campiña de Tejada que utilizaron vecinos de Berrocal se consiguieron por el método del arrendamiento. Es decir, eran trabajadas y luego se pagaba un canon por ello. Los primeros berrocaleños que pudieron labrar la tierra fértil fueron Lorenzo Romero, Domingo Romero, José Domínguez, Antonio Ramírez, Juan Domínguez, Juan María Romero, Manuel Rico, Benito de Mora y Juan González. Esto no ocurrió hasta 1803.
El litigio continuó con el paso del tiempo y los problemas surgían de todos los frentes. Incluso desde el propio Ayuntamiento de Berrocal cuando su regidor enajenó la finca Los Arrayanes -una finca mancomunada, es decir, propiedad de los vecinos- a favor de Paterna.
Pero los intereses por conseguir el término municipal anhelado iban perdiendo fuelle. Esto sucedió con la llegada del ferrocarril minero. El proceso judicial se hacía eterno, los gastos de su mantenimiento asfixiaban a los vecinos y el desarrollo se acercaba cada vez más a la localidad con la revolución industrial, aunque el pueblo seguía sumergido en la Edad Media. En torno a 1873, cuando comienzan a desarrollarse los trazados ferroviarios, son muchas las personas que se acercan al territorio para trabajar en la construcción del ferrocarril lo cual constituye, poco a poco, la apertura al aislamiento y el acercamiento a otras gentes, a otras culturas. Esto hizo que se tejiera una nueva estructura social de carácter proletario que se ha mantenido hasta la actualidad.
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LINKS INTERESANTES:
http://www.aytoberrocal.es/
http://www.aytoberrocal.es/documentos/emancipacionvilla.pdf
http://www.pueblos-espana.org/andalucia/huelva/berrocal/
El 25 de agosto de 1658 el rey Felipe IV firmaba los Reales Privilegios por el que se le concedía al lugar de Berrocal la exención de su jurisdicción y como término se le concedía todo el territorio que había pertenecido a la desaparecida ciudad de Tejada. En este documento también se recogía la cesión de una legua para dehesa boyar en el lugar de la Alacaba.
Nacía así Berrocal, aunque ya en octubre de ese año se conocía el feliz desenlace tras muchos años de litigios, por lo que se celebró una misa y en el porche de la iglesia se le comunicó a los vecinos la buena noticia y se nombró al primer alcalde que resultó elegido Antón García. En aquel entonces eran 250 los vecinos y el pueblo contaba con 50 casas.
El contador de la historia del municipio se puso en marcha en esa fecha: 25 de agosto de 1658. No obstante, la presencia de moradores en estas tierras es anterior a la misma. Data de la repoblación cristiana cuando varias familias leonesas se asentaron en el lugar. Esto pudo suceder en torno al 1348 y 1350. El dato quedaba recogido en las alegaciones del expediente de la exención de Berrocal por parte del Asistente Mayor de Sevilla, don Pedro Niño de Guzmán. Seis siglos y medio desde el asentamiento de leoneses en el lugar, los berrocaleños todavía conservan en su vocabulario palabras originarias de León como 'andancio': disposiciones de vientre líquidas y frecuentes.
Pero qué hizo que estos primeros moradores se movilizaran para conseguir su independencia. Según los vestigios históricos investigados por el historiador local Manuel Márquez Calero, Berrocal era una aldea de Tejada. Con la desaparición de esta localidad, en torno al año 1440, fueron los municipios de Escacena y Paterna los que "sin título para ello, ejercían jurisdicción en Berrocal de una forma intrusa y arbitraria vulnerando todas las leyes y sin el conocimiento de Sevilla, a quien pertenecía entonces el territorio. Desde principios del siglo XVII Berrocal venía quejándose amargamente de que unos y otros pretendían cobrar en el lugar alcabalas, diezmos y otras martingalas".
Pero con el privilegio de villa concedido por el propio rey, los problemas de los berrocaleños no habían finalizado ya que desde Paterna y Escacena llegaban alguaciles que tributaban de forma "arbitraria" a los vecinos de la nueva villa. Esos abusos llegaron a oídos de personas influyentes como el Asistente de Sevilla que aconsejaron a los vecinos de Berrocal iniciar el expediente de emancipación para evitar, primero, los abusos y, segundo, la despoblación que estaba sufriendo el nuevo pueblo ante la imposibilidad de mantenerse en el territorio soportando la carga fiscal.
El rico campo de Tejada continuaría siendo fuente de problemas para los vecinos de Berrocal. El 31 de marzo de 1660 con la venta de Paterna a don Luis Federegui, que era Alguacil Mayor de Sevilla, mantuvo el yugo sobre los berrocaleños saltándose toda ley en curso. Y es que la emancipación no contó con la bendición de Paterna y Escacena por lo que creció el rechazo a la misma. Fruto de esa animadversión el 16 de febrero de 1686 se producen graves enfrentamientos entre vecinos de Berrocal y Paterna. Estos últimos, más de 400, iban armados, según se recoge el voluminoso expediente de la emancipación.
Esta situación condenó aún más a la nueva población a sufrir el aislamiento natural que ya el territorio le aportaba, ya que no podían utilizar las tierras de Tejada para pastar con el ganado y otros laboreos bajo pena de arresto y la imposición de una fuerte multa económica que podía alcanzar los cien reales de vellón que se pagaban de forma solidaria entre todos los berrocaleños en colectas.
No fue hasta 1708 cuando a Berrocal a través de un Decreto de la Cámara se le asignó un territorio en precario. Es decir, un término temporal hasta que se resolviera el litigio creado con la emancipación. Este territorio ocupaba un triángulo y tenía como fronteras el río Tinto y la ribera del Gallego. Un dibujo que coincide con el actual término berrocaleño aunque los munícipes de entonces protestaron ya que no eran tierras fértiles para la siembra y otros labores necesarios para subsistir.
El antiguo territorio de la desaparecida Tejada era anhelado por muchos, no sólo por Paterna y Escacena. También desde Valverde se inició un proceso con la idea de formar una nueva población que denominarían Villanueva de Sevilla y a la que dotarían con conocidas fincas como la denominada Pata del Caballo. Pero Berrocal también luchó contra esta situación y ante el litigio para contar con el territorio que fue de Tejada, alegó como fundamento jurídico que Tejada no contó con aldea o barrio alguno por lo que era Berrocal -antes aldea de Tejada y ahora villa- "heredera forzoso del campo y sierra de Tejada según la antigua Ley de Toledo sobre Despoblados".
Las primeras tierras de la campiña de Tejada que utilizaron vecinos de Berrocal se consiguieron por el método del arrendamiento. Es decir, eran trabajadas y luego se pagaba un canon por ello. Los primeros berrocaleños que pudieron labrar la tierra fértil fueron Lorenzo Romero, Domingo Romero, José Domínguez, Antonio Ramírez, Juan Domínguez, Juan María Romero, Manuel Rico, Benito de Mora y Juan González. Esto no ocurrió hasta 1803.
El litigio continuó con el paso del tiempo y los problemas surgían de todos los frentes. Incluso desde el propio Ayuntamiento de Berrocal cuando su regidor enajenó la finca Los Arrayanes -una finca mancomunada, es decir, propiedad de los vecinos- a favor de Paterna.
Pero los intereses por conseguir el término municipal anhelado iban perdiendo fuelle. Esto sucedió con la llegada del ferrocarril minero. El proceso judicial se hacía eterno, los gastos de su mantenimiento asfixiaban a los vecinos y el desarrollo se acercaba cada vez más a la localidad con la revolución industrial, aunque el pueblo seguía sumergido en la Edad Media. En torno a 1873, cuando comienzan a desarrollarse los trazados ferroviarios, son muchas las personas que se acercan al territorio para trabajar en la construcción del ferrocarril lo cual constituye, poco a poco, la apertura al aislamiento y el acercamiento a otras gentes, a otras culturas. Esto hizo que se tejiera una nueva estructura social de carácter proletario que se ha mantenido hasta la actualidad.
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http://www.aytoberrocal.es/
http://www.aytoberrocal.es/documentos/emancipacionvilla.pdf
http://www.pueblos-espana.org/andalucia/huelva/berrocal/
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