EDITADO EN http://www.pbcunadelfutbol.blogspot.com/-AUTOR: Juan Manuel Gemio del Río
Imaginemos la España del siglo XIX. Un país que ha perdido su hegemonía mundial, con una gran inestabilidad política y una crisis económica agravada con la Guerra de la Independencia y multiplicada con las Guerras Carlistas y la pérdida de la últimas colonias.Imaginemos que para superar los problemas monetarios, en 1873 el Estado pone a subasta una de sus zonas más ricas, territorio sureño y minero. Y un consorcio británico adquiere el suelo y el subsuelo a perpetuidad por unos 90 millones de pesetas, al cambio millones de euros que amortizanrápidamente.
Imaginemos que parte de esa antigua España colonizadora se transforma en una colonia, conocida como la “Gibraltar económica”, donde además de los avances y novedades de la Revolución Industrial, con el ferrocarril como referente, y el trabajo duro, precario y manual del minero, llega y triunfa una nueva cultura.
Una cultura en inglés, de arquitectura victoriana, té a las cinco y deportes extraños: tennis, squasch, golf, polo, cricket y foot-ball.Imaginemos que un domingo cualquiera, un minero, después de 12 horas de trabajo, con el torso desnudo, sus pantalones de lonas, su casco de cartón-piedra, alimentado por pan, cebolla y melón o naranja se dirige a su casa (propiedad de la empresa, como casi todo) para un merecido descanso y en una pequeña parada para tomar su correspondiente manguara, observa como en los llanos del pueblo, varios británicos en calzón, pañuelos en la cabeza y botas corren detrás de una pelota para introducirla en un rectángulo.
Y cuando lo hacen, sobrepasando a otro hombre (el único que puede coger la pelota con las manos) y una línea trazada en el marco, se abrazan, se besan, sonríen y gritan “Goal”.Imaginemos que a esos británicos les gustaba comentar en las tascas españolas las características y anécdotas habituales del juego y a ese observador minero le parece desde el principio un juego muy atractivo, mucho más que los técnicos, sofisticados y glamorosos tennis o golf. Y además, ¡no necesitan ningún instrumento para jugar, sólo una pelota!Imaginemos que desde el primer momento ese juego rudo llamado “foot-ball” obtiene éxito desde un primer momento y para complacer a sus trabajadores la empresa británica decide organizar en agosto de 1873 en las fiestas patronales del pueblo, un partido público entre ellos.
Imaginemos que a partir de ese momento, en las mañanas de los sábados, los británicos se unían con los mineros formando dos equipos.
Imaginemos que con una velocidad sorprendente, desde esa cuna minera, donde se le cuida, se le alimenta y se le mima, ese juego emigra a todos los rincones de España, transformándose en un deporte de masas, que practican y observan millones de personas.
Esa es la historia de la “Riotinto Company Limited”; esa es la historia del pueblo de Riotinto. Aquí, no lo tendrá que imaginar. Todo es real, no un sueño.
Foto de la película El nacimiento de una pasión
JUGUEMOS A IMAGINAR
sábado, 29 de noviembre de 2008Publicado por jepane en 8:47
Etiquetas: La opinion de..........
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