El lagarto más grande del mundo, el dragón de Komodo, es mucho más letal de lo que se pensaba hasta ahora.
Científicos en Australia descubrieron que el reptil, que se sabe muerde a su presa y la libera para dejarla morir desangrada, inyecta con sus dientes un potente veneno durante su eficaz estrategia de caza.
Hasta ahora se pensaba que el lagarto mataba a su presa causándole septicemia con una bacteria oral altamente tóxica, provocándole un choque séptico antes de matarla y devorarla.
Pero el estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), (Actas de la Academia Nacional de Ciencias), descarta esta teoría.
"La teoría de que el Komodo rutinariamente mata utilizando la bacteria en su boca está equivocada", afirma el doctor Stephen Wroe de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, uno de los autores del estudio.
"El dragón es extremadamente venenoso. Tiene glándulas salivales modificadas que liberan agentes hipertensivos y anticoagulantes que, en combinación con una sofisticada adaptación craneal y dental, le permite matar grandes animales con un rápido desangrado".
El más grande
El dragón de Komodo, cuyos antepasados vivieron hace más de 100 millones de años, es el lagarto más grande que habita hoy. Puede llegar a medir hasta tres metros y pesar hasta 140 kilogramos.
Creemos que el dragón es capaz de debilitar e inmovilizar a su presa con la mordedura venenosa, con la cual puede incrementar el daño causado por sus largos dientes serrados
Dr. Bryan Fry
Habita en las islas indonesias de Komodo, Rinca, Flores, Gili Motang y Gili Dasami.
Los científicos creen que su inusual talla se debe a un fenómeno conocido como gigantismo insular, que ocurre cuando no hay otros carnívoros competidores en las islas donde habita.
Estos lagartos carnívoros son superdepredadores que dominan el ecosistema donde viven. Y aunque comen carroña, también cazan y tienden emboscadas a sus presas, que incluyen invertebrados, aves, y mamíferos.
En la nueva investigación, en la que también participaron científicos de la Universidad de Melbourne, se utilizaron sofisticadas técnicas de imágenes computacionales médicas para analizar la mordida del dragón.
Descubrieron que estos reptiles tienen mordidas mucho más débiles que las de cocodrilos de una talla similar. Sin embargo, las imágenes de resonancia magnética revelaron que los dragones tienen también unas complejas glándulas venenosas.
Estrategia combinada
Para analizar el veneno, los científicos extrajeron estas glándulas de un dragón del Zoológico de Singapur que estaba desahuciado.
Descubrieron que la toxina era similar a la del monstruo de Gila (un lagarto venenoso de América del Norte) y a la de muchas víboras.
Esta sustancia, dicen los autores, causa una reducción severa en la presión arterial al evitar la formación de coágulos sanguíneos y el ensanchamiento de los vasos, induciendo así un choque en la presa.
Además, la estrategia de caza de esta especie se vuelve mucho más efectiva cuando se combina el veneno con la poderosa mordedura que puede infligir con una hilera de 60 dientes extremadamente serrados que el dragón puede reemplazar frecuentemente durante su vida.
"Creemos que el dragón es capaz de debilitar e inmovilizar a su presa con la mordedura venenosa, con la cual puede incrementar el daño causado por sus largos dientes serrados", afirma el doctor Bryan Fry, quien dirigió la investigación en la Universidad de Melbourne.
"La combinación de esta mordedura especializada con el veneno parece minimizar el contacto del dragón con su presa y esto le permite cazar animales grandes", señala el investigador.
Se calcula que la población total de los dragones de Komodo que viven en libertad es de entre 4.000 y 5.000.
El número se ha reducido debido a actividades humanas y la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza lo ha catalogado como una especie vulnerable.
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