Según esto, entonces, el tiempo no es lineal, sino que se va ramificando constantemente, hacia todas las posibilidades. Algunos universos serían exactamente iguales al nuestro, salvo por las posiciones de algunas partículas, y otros serían muy distintos y con características tan esquizofrénicas que la razón humana jamás podría concebir. En algunos universos tú no has leído este artículo; estoy agradecido de estar en uno en que sí lo has hecho.
Un aspecto interesante de todo esto, es que se compatibiliza el Determinismo de la Relatividad con el Indeterminismo de la Cuántica, como ya han señalado físicos como Paul Davies (1946-). La indeterminación no residiría ya en cuál será el resultado de tal experimento cuántico, sino en qué universo estamos. Todos y cada uno de los universos serían completamente deterministas. La aleatoriedad provendría en realidad de que sólo tenemos acceso a una pequeña parte del todo, y no de algo intrínseco de nuestro universo.
Ahora viene lo importante: en lo que respecta a la comunicación, estos universos están totalmente desconectados. No es posible salir de uno e ingresar en otro, o al menos no hay nada en la Ciencia que lo permita. ¿Y qué hay de los agujeros de gusano?, ¿no podrían utilizarse como ‘túneles’ para conectar estos universos? Pensemos en esto: un agujero de gusano es una curvatura del espaciotiempo que se ha cerrado sobre sí misma, y que permite de este modo acortar la trayectoria entre dos puntos ya sea del espacio o del tiempo. Pero esta curvatura se da en el espaciotiempo local, de un universo en particular. Curvando el espaciotiempo tanto como queramos, no lograremos que una línea de mundo acabe en otro espaciotiempo, de otro universo. Para entenderlo más fácilmente, tomemos una hoja de papel e imaginemos que es el espaciotiempo. Podemos estrujarla, enrollarla o agujerearla todo lo que queramos, pero es imposible que, haciendo esto, acabemos con otra hoja diferente en las manos.
Si existiera una curva cerrada de tipo tiempo, que permitiera regresar al pasado, el viajero acabaría en otro punto del espaciotiempo, sí, pero del mismo universo, cuya historia debería ser consistente. De modo que la Interpretación de Everett está irónicamente más de acuerdo con la auto-consistencia que con la solución de “universos paralelos”. Si pretendemos que los universos paralelos resuelvan las paradojas, habrá que desechar todo lo que se sabe de agujeros de gusano y curvas temporales cerradas, y descubrir otra forma radicalmente nueva de viajar al pasado.
Pero nada está dicho; aún no sabemos hasta qué conclusiones nos llevará la Ciencia en los próximos años. Es conocida la frase que dice que hoy estamos tan lejos de hacer práctico el viaje el tiempo, que lo que los hombres de las cavernas estaban de hacer posible el viaje espacial, algo que hoy es un hecho cotidiano. Sin embargo, también es conocida la famosa objeción de Stephen Hawking que dice: si en el futuro se llegara a encontrar la forma de viajar al pasado, ¡¿por qué no nos están invadiendo hoy turistas del futuro?! Algunos suelen contestar: ¿y por qué elegirían visitar una época tan insulsa como la actual?; entretanto otros contestan: quizá nadie venga del futuro porque el futuro está desierto…
Pero una respuesta más firme, es que al crear una curva cerrada de tipo tiempo, no sería posible regresar a un punto del pasado anterior a su creación. En el próximo artículo veremos el porqué de esto, y examinaremos las diversas máquinas del tiempo (serias) que los físicos han propuesto y las dificultades teóricas y prácticas que imposibilitan que hoy construyamos cualquiera de ellas.
Las Dificultades Teóricas de las Máquinas del Tiempo
Después de discutir los problemas filosóficos y de analizar las paradojas del viaje en el tiempo, nos resta comentar acerca de las dificultades teóricas y prácticas que implican las diferentes “máquinas del tiempo” que los físicos han formulado. Naturalmente, la palabra máquina no es del todo adecuada: la Relatividad nos dice que son los fenómenos gravitatorios los que distorsionan el tiempo, no aparatos mecánicos, circuitos electrónicos o cosas por el estilo, como antiguamente imaginaban los escritores.
Einstein pasó por este mundo para mostrarnos que el modo en que funciona el universo es radicalmente distinto de lo que intuitivamente creemos. Probablemente, mucho más extraño que las mejores obras de ciencia-ficción. Estrellas supermasivas que colapsan hasta la nada, regiones del espacio que se curvan hasta el infinito, diminutas masas que liberan inconmensurable energía, tiempo que se dilata, retuerce e incluso detiene. ¿Pero, qué clase de universo es el nuestro? ¿Las leyes de la Física enloquecieron? Quizá el aspecto más desconcertante de la Relatividad General, es que también permite sin reparos la posibilidad de viajar al pasado. A Einstein siempre le aturdió este hecho, si bien sabía que las tecnologías implicadas para tal fin estarían muy lejos de los alcances de nuestra civilización. Pero, ¿qué tan lejos lo están? ¿Cuáles son exactamente las dificultades de las máquinas del tiempo? ¿Son sólo prácticas, o también teóricas?
Diagrama de un agujero de gusano en un espaciotiempo de dos dimensiones. Hablaremos de él más abajo.
Un comentario: este artículo requiere una lectura calma y pausada. Intentar leerlo de un tirón probablemente no tenga mucho sentido.
Al principio, los físicos se vieron obligados a recurrir a situaciones imposibles o improbables, que jamás podrían llevarse a la práctica, para ejemplificar cómo se podría viajar en el tiempo, según la Relatividad General. Una de las primeras máquinas del tiempo, fue la planteada en 1937 por el físico Willem van Stockum. Sus cálculos indicaron que la única forma de lograr una curvatura del espaciotiempo que permitiera viajar al pasado, sería por medio de un enorme cilindro de alta densidad, girando a velocidades espectacularmente elevadas, cercanas a la de la luz. Al rotar, el cilindro arrastraría consigo el espacio y el tiempo, deformándolos de un modo particular:
Imaginemos que un observador decidiera emprender un viaje en torno al cilindro. Al avanzar sobre su trayectoria, no notaría nada fuera de lo normal. Pero en un momento dado, se toparía con alguien que está a punto de emprender un viaje… que es él mismo, antes de haber partido. Es decir, se generaría lo que en Física se llama una curva temporal cerrada (que desde ahora abreviaremos como CTC), un tipo de trayectoria en donde el tiempo forma un bucle y se cierra sobre sí mismo. Sin embargo, los cálculos de van Stockum indicaban que esto ocurriría únicamente si el cilindro tuviese una longitud infinita. Y obviamente, algo así sería imposible de llevar a cabo.
El siguiente paso lo dio Kurt Gödel, en 1949, cuando descubrió que si el universo entero estuviese en rotación, habría CTCs por doquier: con estas características, el universo mismo sería una gran máquina del tiempo. Sin embargo, hoy sabemos que el universo no rota, sino que se expande. Luego, en 1963, Roy Kerr planteó que un agujero negro en rotación (¡sí, otra vez rotación!) podría originar CTCs, que crearan una situación parecida al cilindro de van Stockum, pero más realista. Sin embargo, Kerr era consciente de que si algún intrépido observador se acercase a este tipo de agujero negro con la ilusión de viajar en el tiempo, antes su cuerpo sería espeluznantemente destrozado por la intensísima gravedad, aun estando miles de kilómetros lejos. A Hawking le gusta llamar a este efecto como “espaguetización”: el cuerpo del desafortunado observador se estiraría varios kilómetros.
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