Elefantes de guerra en la Antiguedad.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Los caballos no fueron los únicos animales utilizados desde la antigüedad para el combate. También los elefantes, el indio y el africano, fueron utilizados para tal fin. También se utilizaron cabellos y dromedarios, aunque estos animales no tienen la capacidad de galopar que tiene el caballo.
Los elefantes llegan a pesar más de 5 toneladas, posen una piel gruesa de 2.5 cm de grosor, por lo que pueden resistir cortadas y golpes.
Existen dos subespecies de elefante africano, el de sabana y el de bosque; la primera es mayor, con más de 250 cm de altura y orejas triangulares y grandes. Los elefantes de bosque son menores y tienen orejas redondeadas. Ambas subespecies poseen dos “dedos” en el extremo de la trompa y lomos cóncavos. El elefante indio tiene orejas más pequeñas, lomo convexo, un dedo en la trompa, y alcanza un tamaño superior de su congénere del bosque, pero es menor que la especie da sabana africana. Sus colmillos también son menores. Los elefantes no pueden correr ni trotar, alcanzando una velocidad máxima de 16 Km/h.

Los ejércitos camboyanos fueron de los primeros en utilizar paquidermos.

Los elefantes se utilizaron en la mayoría de los grandes ejércitos de la antigüedad (unos más que otros, a partir digamos de la Grecia Clásica), como en la expedición de Aníbal, que cruzó con ellos los Alpes en el 218 a.c. con 37 elefantes. Estos animales demostraron así su capacidad para soportar climas extremos, tanto cálidos como fríos. Solo demostraron inconvenientes durante el cruce del Rin, por el movimiento de los rápidos del agua, que al parecer los espantó, saltando varios animales al agua, junto a sus cornacas (guías). Los hombres se ahogaron, pero los elefantes usaron sus trompas mientras caminaban por el fondo, para llegar a salvo a la otra orilla.

Los elefantes indios y africanos pueden ser domesticados y adiestrados para la guerra, no así el gran elefante africano de sabana. Se requería de dos a tres años para entrenar bien al animal, y siempre debían ser dirigidos por los mismos guías o cornacas para que obedeciesen eficientemente.

Batalla de Zama, 202 a.c. El romano escipión vence al cartaginés Anibal Barca.

El uso del elefante en la batalla se limitaba a la India hasta el siglo IV a.c., cuando Alejandro Magno invadió este territorio y luchó contra el rey Poros en el Hipades (328 a.c.). Los elefantes de Poros fue ron la parte de su ejército que más impresionó a los macedonios, de manera que más adelante, los reinos de los diádicos (los generales de Alejandro), quisieron incorporarlos a sus ejércitos. Los Seléucidas utilizaron elefantes indios, pero los Ptolomeicos tuvieron que entrenar al elefante africano de bosque, debido a la imposibilidad de traer elefantes indios, por su rivalidad con los Seleucidas.

Cada elefante llevaba un nombre propio (Ayax, Patroclo, o el célebre Surus, montura de Aníbal): A menudo eran adornados con elaborados arreos y cencerros, a veces llevaban hasta armadura y puntas de hierro u hojas de espada en los colmillos. Los reinos macedónicos equiparon a sus elefantes con torretas de madera sujetas al lomo del animal, desde donde luchaban hasta cuatro hombres con lanzas o flechas.

Batalla de Zama, esquema.

En la batalla, los elefantes podían ser desplegados a tras, en la reserva; o adelante, en la vanguardia, donde podían romper la formación del enemigo, y a fuera pisoteándolos o empujándolos a los lados. Los caballos no acostumbrados a estas bestias, se espantaban con solo olfatearlos.
También estos animales eran usados como armas de asedio, haciéndolos embestir grandes muros con piedras atadas a los colmillos.

Pero los elefantes también traían inconvenientes…su duro entrenamiento, los hacía que viviesen poco tiempo (al igual que los elefantes de circo). Se necesitaba sustituirlos constantemente, su mantenimiento era sumamente costoso, un adulto necesitaba comer 160 Kg de forraje al día. Pero el principal inconveniente del elefante, era su tendencia a la estampida, si algo los asustaba, en especial por el fuego, daban media vuelta y desarticulaban a su propio ejército. Existen referencias de cornacas equipados con cinceles, mazas o cuchillos, para matar al elefante en caso de que esto sucediese.

La defensa contra los elefantes exigía de gran valor y preparación, se preparaban trampas con pinchos y se les lanzaban antorchas en grandes cantidades. Escisión, en la batalla de Zama (202 a.c) demostró que era mejor dejar huecos entre las unidades de infantería, de manera que los elefantes a la carga pasasen de largo, y fuesen enfrentados por la infantería ligera, armados con lanzas. En la batalla de Asculum, en el 279 a.c., los romanos utilizaron carros de bueyes equipados con vigas oscilantes con picas y cuchillas, además de ir impregnados de fuego. Estas impresionantes armas al parecer fallaron, porque Pirro al parecer, supo desviar a sus elefantes. Pero los romanos, siempre perseverantes, vencieron en Benevento en el 275 a.c., enviando cerdos aulladores contra los elefantes, que se espantaron. También los griegos de Megara, utilizaron un truco similar, lanzando cerdos prendidos en fuego que salieron corriendo hacia los elefantes macedonios.

Julio César antes de la batalla de Tapso, contra los aliados de Pompeyo, en el 46 a.c., trajo elefante desde los circos de Roma, para que sus soldados y caballos se adaptaran a la lucha contra estos animales, viendo donde estaban sus puntos débiles. César, tras la batalla, capturó 64 elefantes con sus equipos, armas, torretas y arneses. Más tarde participaron en su victoria final en África. No se volverían a enfrentar los romanos contra ejércitos con elefantes, hasta el siglo III d.c., al enfrentar a los persas sasánidas.

Aqui les dejo un relato de Polibio, acerca de la batalla de Rafia, (217 a.c.), entre el rey seleúcida Antíoco III y Ptolomeo IV:

"Unos cuantos elefantes de Ptolomeo se aventuraron a acercarse a los del enemigo, y entonces los hombres de la torreta de lomo de estas bestias iniciaron una valerosa lucha, golpeándose desde cerca con la sarissa e hiriendo al adeversario, mientras los elefantes peleaban con toda la fuerza de su peso, frente contra frente. El modo en que combaten estos animales es el siguiente: Con los colmillos firmemente entrelazados, empujan con toda su fuerza, intentando derribar a su oponente, has ta que uno de los dos demuestra ser el más fuerte ante la trompa del otro; y entonces, girándose y alcanzando el flanco del contrario, le ensarta los colmillos como cornearía un toro. Sin embargo, casi todos los elefantes de Ptolomeo, como sucede entre los elefantes libios (africanos); incapaces de resistir el olor y el bramido del elefante hindú, y aterrorizados, presumo, también por su gran tamaño y resistencia, se dieron la vuelta y emprendieron la fuga antes de llegar a ellos. Al ver a sus elefantes arrojarse contra sus propias líneas, la Guardia (infantería) de Ptolomeo cedió bajo la presión de los animales."


Elefante Seleucida, equipados con torres de madera, y pieles con escudos como protección, portaban a un guía más dos o tres soldados con sarissa, arcos y flechas. Algunos elefantes llevaban protección acorazada.


Elefante Ptolomeico, solo Ptolomeo I tuvo elefantes indios, los demás tuvieron elefantes libios o del cuerno de África, más pequeños y con torres para dos hombres y conductor (araquero, jabalinero o piquero). Solían formar en los flancos o delante de la caballería, escoltados por honderos y arqueros e infantería ligera.

A pesar de la estampida de sus elefantes, Ptolomeo logró la victoria en esa batalla.

Veamos que hizo el ejército de alejandro, durante la batalla de Hidspo (326 a.c.), cuando enfrentó un ejército apoyado 200 elefantes.

Los elefantes de guerra hindúes eran grandes machos, posiblemente castrados, de 3,5 metros de hombro y un peso de hasta de 5 toneladas. Cada uno llevaba una coraza de piel de buey, y del arnés colgaban campanas para amplificar el ruido del elefantes al moverse. Lo montaban un cornaca y hasta cuatro guerreros, provisto de arcos o jabalinas, o horcajadas sobre el lomo del animal. Pero el arma principal era el elefante en sí al pisotear al enemigo, derribarlo con la trompa y ensartarlos con los colmillos, que podían ir cubiertos con afiladas vainas de hierro.


Pintura de Charles de Brun, mostrando a Alejandro y a Poros en la batalla de Hidaspos, vean en el fondo los elefantes muertos.

El historiador Arriano detalla el despliegue de rey hindú Poros:

"En vanguardia dispuso a sus elefantes distanciados unos 30 metros unos de otros, en un amplio frente, para formar una pantalla ante todo el cuerpo de infantería e infundir terror en la infantería de Alejandro. NO esperaba que ninguna unidad enemiga se aventurara a abrirse camino por los huecos entre los elefantes... el terror haría incontrolble a los caballos, y era aún menos probable que lo hicieran las grandes unidades de infantería."

El historiador Curcio nos dice, de los macedonios:

"Nuestras lanzas son largas y robustas; nunca nos servirán mejor que contra los elefantes y sus guerreros. Desalojad a éstos y atravesad a las bestias. Son una fuerza militar de escaso valor, y su ferocidad será aún mayor contra los suyos; son conducidos por la fuerza de las órdenes, pero también por el temor de los suyos."

"Entonces, Alejandro envió a los agrianos y los tracios de armadura ligera contra los elefantes, porque eran mejores en las escaramuzas que en el combate cuerpo a cuerpo, Así soltaron una lluvia de proyectiles contra los elefantes y cornacas."

La lluvia de javalinas hizo su efecto, y varios elefantes enloquecieron y cargaron sin orden ni sentido. Los tracios los perseguían , para luego huir de ellos, táctica típica de las escaramuzas, pero atacando cuando podían en bloque a cualquier animal aislado, se usaban hachas para herirles las patas.

Mientras tanto, avanzaba el grueso de la infantería pesada de Alejandro, con sus largas sarisas al frente. Los elefantes rompieron la formación en algunos puntos, pero parece que esa imensa masa de afiladas lanzas acercándose les causo sensación de peligro, se dieron media vuelta y cargaron en estampida contra sus propios hombres.

Alejandro apenas perdió 80 hombres, sobre todo contra los elefantes, Poros fue capturado herido, con su elefante muerte bajo de él. Alejandro, ante tanta dignidad y bravura en batalla, lo repuso en su trono y lo hizo su aliado!!!

Utilización de los elefantes por aníbal en la batallas de Trebia (218 a.c.)

Aníbal leyó las crónicas de Alejandro y de Pirro, él mantuvo a sus elefantes por detrás de su frente de batalla (de Trebia), donde le servían como plataforma de proyectiles con cierta seguridad, mientras por detrás de la larga línea de 20.000 hombres de infantería ibérica y un número desconocido de aliados galos se mantenía un contingente de retirada bien organizado.

Los caballos itálicos de los romanos no resistieron la visión y el olor de los elefantes, inmensos y extraños para ellos. Los elefantes y la caballería cartaginesa cayeron sobre los flancos romanos.

En la batalla de Trebia, Aníbal utilizaría a sus elefantes sobrevivientes contra la infantería ligera romana, que atacó a los elefantes con las picas, facilitando la emboscada de Magón (el hermano de Aníbal), tenía preparada para los romanos.

En Gaugamella, Alejandro sabía que los elefantes, caballería y carros de Darío intentarían rodearlo por los flancos y sorprender a sus fuerzas por detrás, ante lo cual envió a su infantería ligera y a sus aliados tesalios a caballo por ambos extremos de sus líneas. Estos dos cuerpos se dividían en pequeñas unidades, que podían moverse con agilidad frente a los elefantes y carros, lanzando jabalinas, a la vez que la caballerái se vería empujada a retroceder ante el impulso de los persas. Esta flexibilidad de retrocesos cuando eran tácticamente necesarios, fue uno de los factores que dió la victoria a Alejandro.


Falange macedonia en Gaugamella. Sirvió para espantar a los enormes elefantes. Aún así, los diádocos siguieron utilizando estos animales en sus futuros enfrentamientos.

Aníbal cruzó los Alpes con 40 elefantes, sin duda perdió muchos en su trayecto, pero no tanto por el frío, ya que se adaptaban bien al frío y al calor (algo les debía quedar de su genética de los prehistóricos mamuts)

En el asedio a la ciudad de Capua (216 a.c.), Aníbal tenía 33 elefantes, lo que prueba que al menos recibía refuerzos desde el exterior de Italia.

Mucho antes, el griego Pirro llevó a Italia 50 elefantes, de los que le quedaban 20 cuando luchó en Tarento.

Los romanos comenzaron a utilizar a los elefantes contra los macedonios. En la batalla de Pidna (168 a.c.), contaban con 34 elefantes, que desbarataron el ala izquierda de Perseo.


Elefantes en la primera Guerra Púnica.

La primera Guerra Púnica se produjo desde el 264 al 241 a.c., unos 24 años de duración, fue la guerra sin interrupción, mas larga de la Antigüedad.

Según nos cuenta Polibio, los elefantes son utilizados, durante las maniobras de combate en Sicilia, cuando los romanos asediaban a los cartagineses en la ciudad de origen griego, Agrigento. Estos elefantes fueron enviados desde África a Sicilia, al general Hannón, que se encontraba en la ciudad de Herbeso. Con esta maniobra, los romanos, que sitiaban Agrigento, pasaron a estar también sitiados. Los cartagineses tenían unos cincuenta elefantes.

Cuenta Polibio, que los desesperados cartagineses que estaban en Agrigento, al no poder recibir suministros por tierra, y no llegarles desde el mar, salieron a la desesperada a atacar el campamento romano. Los romanos se enfrentaron primero, en la batalla que se produjo, a los cartagineses que los estaban asediando, en el exterior del anillo. Los mercenarios que luchaban para los cartagineses, salieron en desbandada, chocando contra sus propios elefantes, y produciendo el caos en su ejército. Los romanos capturaron todos los elefantes, al parecer, era la primera vez que los romanos obtenían elefantes, aunque aún no los utilizarían en combate.

Por lo general, los ejércitos romanos vencían a los cartagineses. Cuando los romanos intentan, por vez primera, desembarcar en África, para atacar Cartago, un mercenario lacedemonio, llamado Jantipo, expuso ante el senado cartaginés, que las derrotas se debían a los comandantes cartagineses de sus ejércitos , y no a sus soldados mercenarios, que eran de diverso origen (habían griegos, hispanos, ligures, galos, etc). Por lo que, pidió la oportunidad de combatir a los romanos en suelo africano.

Concedido el permiso, Jantipo dispuso el ejército cartaginés (ahora si de ciudadanos, ya que se trataba de la defensa de la patria), en una llanura, con los elefantes delante de sus fuerzas. Para enfrentar a los elefantes, los romanos colocaron delante de su ejército, a los velites, con muchos manípulos detrás, y su caballería en ambas alas. Se trataba de una formación más profunda y estrecha, para enfrentar a los elefantes.

En esta batalla, se evidenció la superioridad de la caballería cartaginesa, frente a la romana, ya que esta última abandono a su ejército. Sucedió que los romanos que ibn adelante, lograron abrirse paso frente a los elefantes, pero los manípulos y tropas de atrás, fueron desbaratados por la caballería cartaginesa. Los romanos de adelante, al chocar contra la falange cartaginesa, fueron derrotados, siendo pisoteados muchos romanos por los elefantes, en la confusión general. El cónsul Marco régulo fue hecho prisionero, el miso que había ofrecido duras condiciones a los cartagineses, para que se rindieran en Agrigento.

Después de ser recompensado y reconocido, Jantipo, volvió a su patria.

Elefantes en la batalla de Palermo (250 a.c.)

Palermo fue una de las últimas plazas fuerte en mano de los cartagineses, y posiblemente, fue donde por vez primera, los romanos logran vencer a los elefantes. El general Asdrúbal comandaba las fuerzas cartaginesas, fue engañado por el romano Cecilio, a cruzar el río Oreto. Mientras los elefantes cruzaban el río, se enviaron a las fuerzas ligeras, que comenzaron a hostigar a los animales. La estrategia era atraer a los elefantes a un foso, desde donde los romanos los acribillarían desde un muro de las fortificaciones. Los elefantes se lanzaron contra la primera fila de manípulos romanos, que se dieron a la fuga, persiguiéndolos hasta el foso. En este lugar los animales recibieron una lluvia de flechas y jabalinas, disparadas por tropas alineadas ante el foso.

Los elefantes, abrumados, se volvieron contra los suyos, pisoteando y matando. Cecilio capturo inicialmente 10 elefantes con sus conductores, y luego otros que se dieron a la fuga. Con esta victoria, los romanos recuperaron la iniciativa en campo abierto, tras la derrota que les infligió Jantipo en África.

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