Cobre y fútbol
El Huelva Recreation Club, fundado en diciembre de 1889 en Minas de Río Tinto por Guillermo Sundheim, es el germen de la actual locura balompédica nacional
Daniel F. Álvarez Espinosa | Actualizado 09.12.2009 - 05:02De todos es conocido que el fútbol moderno nace en Inglaterra. Las prestigiosas public schools y las universidades fueron las pioneras en separar el soccer del rugby. Más adelante, mientras las distintas ligas nacionales se iniciaban en Gran Bretaña, el fenómeno del balompié ensanchaba fronteras. Suiza, Bélgica, Holanda, Italia, España y Alemania eran los primeros países en asimilar el nuevo deporte. Al otro lado del Atlántico, Argentina, Uruguay y Brasil lo acogían con alborozo.
El fútbol entra en España a mediados del siglo XIX por sus costas, concretamente, por los puertos marítimos vinculados a las rutas comerciales inglesas. Fue en la antigua Onuba, en la confluencia del Odiel y el Tinto. El gobierno de la I República había arrendado sus minas cupríferas a empresarios británicos, lo que posibilitó la llegada de ingenieros y técnicos que, en sus ratos libres, se divertían jugando al foot-ball. Sus compañeros españoles se acercaban a observarlos y, al cabo del tiempo, empezaron a participar en aquel extraño juego. Un sportman que alentó la iniciativa fue Guillermo Sundheim; apoyado por algunos onubenses, decidió crear una sociedad para la práctica de deportes. Y el 23 de diciembre de 1889, en una reunión convocada por el Dr. McKay y Sundheim, se formalizaba el primer club de fútbol en España: Huelva Recreation Club. Disputó sus primeros partidos contra equipos formados por tripulaciones de barcos británicos que arribaban al puerto onubense. La Rio Tinto Company Ltd., por su parte, colaboraba cediendo terrenos para que el Recreation tuviera un campo donde jugar. Más al Sur, la sociedad Gibraltar Civilian Football Club organizaba, desde 1895, un campeonato en el que sólo participaban equipos ingleses.
En 1903, cuando sus jugadores autóctonos ya eran mayoría, la entidad castellanizó su nombre por el de Real Club Recreativo de Huelva. Algunos historiadores sostienen que, en realidad, el decano español es el Gimnástic de Tarragona, porque ya aparece con sección de fútbol en el anuario de 1886. No obstante, según consta en los anales de la Federación, el Recreativo está considerado el primer club español dedicado en exclusiva al fútbol.
El nuevo deporte proliferaba en las capitales españolas más industrializadas. Al Norte, los capitalistas vizcaínos enviaban a sus hijos a estudiar a Inglaterra y allí, en sus escuelas privadas, asimilaron el foot-ball. Fue el caso de los hermanos Castellano. A su vuelta, junto con un grupo de amigos, retaron en 1898 a unos mineros ingleses que residían en tierras vascas a un partido (vencieron los británicos por 6-0). Ese mismo año, en Bilbao, se fundaba el Athletic.
En octubre de 1899, un joven suizo residente en la Ciudad Condal, Hans Gamper, insertaba un anuncio en el semanario Los Deportes invitando a todos los aficionados, que ya practicaban el juego de moda en los descampados de Sarriá, a presentarse en el Gimnasio Solé. Doce personas acudieron al llamamiento y se formó el FC Barcelona. Un año después nacía su vecino, el Espanyol.
Si en la periferia fueron las relaciones industriales y comerciales, en el centro se impuso el sistema educativo. Gracias a la Institución Libre de Enseñanza empezó a jugarse al fútbol en Madrid. Regresaban profesores y alumnos que habían emigrado a Inglaterra para perfeccionar sus estudios, y pronto pusieron en práctica los conocimientos adquiridos. El regeneracionismo, que fomentaba la educación física, propició el desarrollo del foot-ball como un medio para adaptarse mejor al mundo moderno. Por jugarse al aire libre se lo consideró un deporte higiénico y saludable, además de pedagógico, pues se practicaba entre jóvenes bien educados. El camino de El Pardo, los parajes de Puerta de Hierro, los terrenos de La Moncloa... cualquier descampado se convertía en un improvisado terreno de juego donde los equipos ya ponían de manifiesto su rivalidad. Aunque la vecindad no contemplaba con buenos ojos a aquellos estudiantes que, en pantalón corto, correteaban detrás de un balón. La vida de la Villa y la Corte madrileña se veía algo alterada por aquellos jóvenes animosos que daban rienda suelta a su nueva pasión, y un detractor escribió: "No comprendo cómo los guindillas (guardias) de don Alberto Aguilera, el alcalde, no detiene a esos señoritos que, en paños menores, dan tan malos ejemplos".
Pese a las críticas, el apoyo de la prensa y la aristocracia resultó fundamental para su desarrollo. A su categoría elitista, el fútbol unía su matiz de moda extranjera, como lo prueba su nombre, su jerga (match, goal, time, off-side) y la propia denominación de los primeros clubes. Los teams pioneros adoptaban nombres ingleses, por ejemplo, el Foot Ball Sky, antecesor del Madrid Foot Ball Club fundado en 1902. Casi despreciado en sus inicios, el fútbol, en el gozne del nuevo siglo empezó a arraigar como fenómeno de masas, desplazando a otras actividades lúdicas más hispanas (toros, caza, carreras de caballos, ciclismo, pelota vasca). Y a diferencia de otros deportes anglosajones (tenis, cricket, golf, polo, remo) también ligados en sus inicios a la aristocracia, se convirtió en patrimonio del pueblo. Los universitarios fueron la mejor cantera en los equipos de la época, y un buen número de sus jugadores ejercían profesiones liberales. Abogados y médicos eran muy frecuentes entre aquellos futbolistas amateurs. Hasta que crecieron el número de partidos con la disputa de torneos y competiciones regionales. El fútbol reclamó unas exigencias cada vez mayores y, en 1926, se admitía federativamente el profesionalismo. Muchos criticaron este paso, afirmando que se gestaba en el deporte una moral del negocio y la iniciativa privada, cualidades propias del capitalismo.
Los clubes se multiplicaban por todo el país y, en mayo de 1902, con motivo de los festejos para la coronación del Alfonso XIII, se celebraba el primer campeonato de carácter nacional, embrión de la actual Copa del Rey. El Bizcaya (con varios jugadores del Athletic) se impuso por 2-1 al Barcelona. Los gastos, cada vez mayores, no se podían cubrir con el número de encuentros de los torneos regionales y la Copa de España, y se abrió el debate para disputar una competición por el sistema de todos contra todos, a dos vueltas. El 24 de Noviembre de 1928 se acordaba crear el Campeonato de Liga en España, según el modelo puesto en marcha en Inglaterra desde 1888 que ya se había extendido a otros países. La Primera División la integrarían 10 clubes: seis campeones de Copa (Athletic, Real Madrid, Real Sociedad, Barcelona, Real Unión, Arenas), tres subcampeones (Espanyol, Atlético de Madrid, Europa) y el vencedor de una previa (Racing). El 10 de febrero de 1929 se abría la jornada inicial: el Espanyol derrotaba por 3-2 al Unión en el partido inaugural; Pitus Prat fue el autor del primer gol de la Liga. Desde entonces, en estos 81 años se han disputado 78 ediciones.
El fútbol entra en España a mediados del siglo XIX por sus costas, concretamente, por los puertos marítimos vinculados a las rutas comerciales inglesas. Fue en la antigua Onuba, en la confluencia del Odiel y el Tinto. El gobierno de la I República había arrendado sus minas cupríferas a empresarios británicos, lo que posibilitó la llegada de ingenieros y técnicos que, en sus ratos libres, se divertían jugando al foot-ball. Sus compañeros españoles se acercaban a observarlos y, al cabo del tiempo, empezaron a participar en aquel extraño juego. Un sportman que alentó la iniciativa fue Guillermo Sundheim; apoyado por algunos onubenses, decidió crear una sociedad para la práctica de deportes. Y el 23 de diciembre de 1889, en una reunión convocada por el Dr. McKay y Sundheim, se formalizaba el primer club de fútbol en España: Huelva Recreation Club. Disputó sus primeros partidos contra equipos formados por tripulaciones de barcos británicos que arribaban al puerto onubense. La Rio Tinto Company Ltd., por su parte, colaboraba cediendo terrenos para que el Recreation tuviera un campo donde jugar. Más al Sur, la sociedad Gibraltar Civilian Football Club organizaba, desde 1895, un campeonato en el que sólo participaban equipos ingleses.
En 1903, cuando sus jugadores autóctonos ya eran mayoría, la entidad castellanizó su nombre por el de Real Club Recreativo de Huelva. Algunos historiadores sostienen que, en realidad, el decano español es el Gimnástic de Tarragona, porque ya aparece con sección de fútbol en el anuario de 1886. No obstante, según consta en los anales de la Federación, el Recreativo está considerado el primer club español dedicado en exclusiva al fútbol.
El nuevo deporte proliferaba en las capitales españolas más industrializadas. Al Norte, los capitalistas vizcaínos enviaban a sus hijos a estudiar a Inglaterra y allí, en sus escuelas privadas, asimilaron el foot-ball. Fue el caso de los hermanos Castellano. A su vuelta, junto con un grupo de amigos, retaron en 1898 a unos mineros ingleses que residían en tierras vascas a un partido (vencieron los británicos por 6-0). Ese mismo año, en Bilbao, se fundaba el Athletic.
En octubre de 1899, un joven suizo residente en la Ciudad Condal, Hans Gamper, insertaba un anuncio en el semanario Los Deportes invitando a todos los aficionados, que ya practicaban el juego de moda en los descampados de Sarriá, a presentarse en el Gimnasio Solé. Doce personas acudieron al llamamiento y se formó el FC Barcelona. Un año después nacía su vecino, el Espanyol.
Si en la periferia fueron las relaciones industriales y comerciales, en el centro se impuso el sistema educativo. Gracias a la Institución Libre de Enseñanza empezó a jugarse al fútbol en Madrid. Regresaban profesores y alumnos que habían emigrado a Inglaterra para perfeccionar sus estudios, y pronto pusieron en práctica los conocimientos adquiridos. El regeneracionismo, que fomentaba la educación física, propició el desarrollo del foot-ball como un medio para adaptarse mejor al mundo moderno. Por jugarse al aire libre se lo consideró un deporte higiénico y saludable, además de pedagógico, pues se practicaba entre jóvenes bien educados. El camino de El Pardo, los parajes de Puerta de Hierro, los terrenos de La Moncloa... cualquier descampado se convertía en un improvisado terreno de juego donde los equipos ya ponían de manifiesto su rivalidad. Aunque la vecindad no contemplaba con buenos ojos a aquellos estudiantes que, en pantalón corto, correteaban detrás de un balón. La vida de la Villa y la Corte madrileña se veía algo alterada por aquellos jóvenes animosos que daban rienda suelta a su nueva pasión, y un detractor escribió: "No comprendo cómo los guindillas (guardias) de don Alberto Aguilera, el alcalde, no detiene a esos señoritos que, en paños menores, dan tan malos ejemplos".
Pese a las críticas, el apoyo de la prensa y la aristocracia resultó fundamental para su desarrollo. A su categoría elitista, el fútbol unía su matiz de moda extranjera, como lo prueba su nombre, su jerga (match, goal, time, off-side) y la propia denominación de los primeros clubes. Los teams pioneros adoptaban nombres ingleses, por ejemplo, el Foot Ball Sky, antecesor del Madrid Foot Ball Club fundado en 1902. Casi despreciado en sus inicios, el fútbol, en el gozne del nuevo siglo empezó a arraigar como fenómeno de masas, desplazando a otras actividades lúdicas más hispanas (toros, caza, carreras de caballos, ciclismo, pelota vasca). Y a diferencia de otros deportes anglosajones (tenis, cricket, golf, polo, remo) también ligados en sus inicios a la aristocracia, se convirtió en patrimonio del pueblo. Los universitarios fueron la mejor cantera en los equipos de la época, y un buen número de sus jugadores ejercían profesiones liberales. Abogados y médicos eran muy frecuentes entre aquellos futbolistas amateurs. Hasta que crecieron el número de partidos con la disputa de torneos y competiciones regionales. El fútbol reclamó unas exigencias cada vez mayores y, en 1926, se admitía federativamente el profesionalismo. Muchos criticaron este paso, afirmando que se gestaba en el deporte una moral del negocio y la iniciativa privada, cualidades propias del capitalismo.
Los clubes se multiplicaban por todo el país y, en mayo de 1902, con motivo de los festejos para la coronación del Alfonso XIII, se celebraba el primer campeonato de carácter nacional, embrión de la actual Copa del Rey. El Bizcaya (con varios jugadores del Athletic) se impuso por 2-1 al Barcelona. Los gastos, cada vez mayores, no se podían cubrir con el número de encuentros de los torneos regionales y la Copa de España, y se abrió el debate para disputar una competición por el sistema de todos contra todos, a dos vueltas. El 24 de Noviembre de 1928 se acordaba crear el Campeonato de Liga en España, según el modelo puesto en marcha en Inglaterra desde 1888 que ya se había extendido a otros países. La Primera División la integrarían 10 clubes: seis campeones de Copa (Athletic, Real Madrid, Real Sociedad, Barcelona, Real Unión, Arenas), tres subcampeones (Espanyol, Atlético de Madrid, Europa) y el vencedor de una previa (Racing). El 10 de febrero de 1929 se abría la jornada inicial: el Espanyol derrotaba por 3-2 al Unión en el partido inaugural; Pitus Prat fue el autor del primer gol de la Liga. Desde entonces, en estos 81 años se han disputado 78 ediciones.
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