El descubrimiento en Estados Unidos de una nueva especie de dinosaurio muy similar a las ya encontradas en Sudamérica planteó la posibilidad de que estos animales evolucionaran hace 230 millones de años en el sur del continente y después migraran a otras partes del planeta.
Un equipo formado por investigadores de varias universidades estadounidenses halló en 2006 fósiles casi intactos de ejemplares pertenecientes a una especie hasta entonces desconocida, que habían permanecido enterrados en una cantera de Nuevo México.
El Tawa hallae es un dinosaurio carnívoro que vivió en el Triásico, hace 213 millones de años, algo más alto y más largo que un perro, informaron los responsables del estudio, publicado este jueves en la revista Science.
Lo más sorprendente, aseguran, es que este animal presenta rasgos más parecidos a dinosaurios hallados anteriormente en Sudamérica que a otros encontrados en Norteamérica, a pesar de la kilométrica distancia entre estas regiones.
Migrantes
"Varios análisis nos indican que la parte de la Pangea que ahora es Sudamérica fue muy importante en la evolución de los dinosaurios. Podrían haberse originado allí y después dispersado por otros lugares"
Nathan Smith, investigador de la Universidad de Chicago
Por eso, los responsables de la investigación creen que el Tawa hallae -que, como el Tiranosaurio Rex era del suborden de los terópodos- y otros dinosaurios podrían haber migrado de un lado a otro de la Pangea, la gran masa terrestre que dio origen a los continentes.
"Varios análisis nos indican que la parte de la Pangea que ahora es Sudamérica fue muy importante en la evolución de los dinosaurios. Podrían haberse originado allí y después dispersado por otros lugares", explicó a BBC Mundo Nathan Smith, investigador de la Universidad de Chicago que participó en el estudio.
"No sabemos cómo ni por qué habrían migrado, pero sí que estos dinosaurios no eran de Norteamérica y que están muy relacionados con otros dinosaurios (que vivían) en Sudamérica en la misma época", en la que ya existían las tortugas, las ranas y algunos mamíferos, añadió el paleontólogo del Museo Field de Historia Natural, de Chicago.
Sólo los carnívoros
Smith y sus compañeros dijeron que la comparación de fósiles del norte y el sur del continente sugieren que los dinosaurios del Triásico tuvieron un éxito diverso en sus intentos por buscar otros lugares en los que sobrevivir.
"La Pangea estaba unida y no había grandes barreras geográficas entre unas zonas y otras, lo que podría haber facilitado la migración de un lado de otro", dijo Smith.
Nuestra conclusión es que el clima, posiblemente relacionado con la latitud, controló la distribución de las especies. Por alguna razón, sólo los carnívoros encontraron este clima habitable en este periodo
Randall Irmis, Museo de Historia Natural de Utah
Sin embargo, aclaró, no se han encontrado ejemplares de dinosaurios en Nuevo México, a pesar de que este tipo de animales eran mayoritarios en Sudamérica durante el Triásico.
Por eso, las próximas fases de la investigación se dedicarán a conocer qué otros motivos impidieron a los vegetarianos viajar al norte, como habrían hecho los carnívoros.
"Nuestra conclusión es que el clima, posiblemente relacionado con la latitud, controló la distribución de las especies", dijo Randall Irmis, del Museo de Historia Natural de Utah. "Por alguna razón, sólo los carnívoros encontraron este clima habitable en este periodo", añadió.
Como los pájaros
Por otra parte, el estudio de los esqueletos del Tawa hallae reveló también que estos animales tenían huesos huecos y sacos de aire en la zona del cráneo y el cuello, una característica evolutiva también vinculada a los pájaros, lo que podría ayudar a conocer cómo se transformaron en animales voladores estos reptiles.
"Tawa hallae modifica lo que sabíamos de la relación entre los primeros dinosaurios y proporciona fantástica información sobre cómo evolucionó el esqueleto de los primeros carnívoros", dijo Irmi.
La nueva especie recibió su nombre de la tribu indígena norteamericana de los Hopi, que llaman Tawa a la divinidad del Sol; y a la paleontóloga aficionada Ruth Hall, que ayudó a encontrar los restos.
En esta investigación también participaron científicos de la Universidad de Texas, de la Universidad Stony Brook (Nueva York), el Museo de Paleontología Ruth Hall (Nuevo México) y el Museo Americano de Historia Natural.
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