Denuncian el desmantalamiento de la empresa Nerva Croissant

sábado, 23 de enero de 2010

EDITADO EN HUELVA INFORMACION / Juan A. Hipólito

Las trabajadoras de Nerva Croissant (Microssant Nerva) han vuelto a concentrarse, esta vez ante la casa de alquiler en la que vive el gerente de la empresa, Carlos Vandellós, para denunciar el desmantelamiento encubierto de la fábrica de pastelería industrial ubicada en la localidad minera.

Según la portavoz de las empleadas, Eva Rodríguez, desde hace unas semanas venían observando movimientos sospechosos en la fábrica que hacían presagiar lo que más tarde pudieron constatar, es decir la salida progresiva de diferente maquinaria con destino Barcelona, ciudad originaria del empresario catalán.

La plantilla de la empresa, compuesta por una veintena de mujeres, estaba sometida a un Expediente de Regulación de Empleo, ERE, que el empresario iba a renovar por un mes más, según el acuerdo al que habían llegado en la última reunión mantenida en el seno del Sistema Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales en Andalucía (SERCLA).

Pero la realidad es otra, ya que tras varios intentos frustrados para hablar con el gerente de la empresa durante la tarde de ayer, cuando finalmente lo consiguen y le piden que acompañen a las mujeres a la fábrica para desmentir lo evidente, Vandellós les responde que no puede porque está desalojando su casa.

Las trabajadoras de Microssant Nerva no pueden soportar más la situación calamitosa a la que esta empresa parece estar sometida desde hace dos años, cuando empezó a tener problemas para abonar las nóminas de sus empleadas. Varias huelgas indefinidas y concentraciones no han servido más que para rubricar la crónica de una muerte anunciada a la que el empresario para estar abocado sin remisión.

La empresa Microssant, de procedencia catalana, trasladó su producción hasta la localidad minera hace unos años al amparo de las subvenciones otorgadas por la Junta de Andalucía para nuevos emprendedores. Al igual que la empresa dedicada a la pastelería industrial, en la que sólo trabajan mujeres, hicieron otras dedicadas a los transformados metálicos, que resultó un fiasco, y la Residencia Geriátrica María de la Paz, que parece la única en mantenerse estable a pesar de los altibajos propios de estos tiempos de crisis.

Al cierre de esta edición, las trabajadoras continuaban a las puertas de la casa del empresario escoltado por una pareja de la Guardia Civil y la Policía Local.

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