Una vida apasionante

lunes, 3 de mayo de 2010

Historia:
A 115 años de la caída de Panchín Varona Tornet

Francisco Varona Tornet nació en Las Tunas en 1861, en la calle de Infanta número 22 (hoy Lorenzo Ortiz). Su padre, Francisco Varona González, llegó a ser Mayor General de las guerras libertarias de Cuba y la madre, Mercedes Tornet Villarreal, de ilustre cuna bayamesa, junto a su esposo eligió el camino de la insurrección armada, convirtiéndose en la mambisa legendaria. Cuando inició la contienda de 1868, la familia se fue a la manigua y de hecho Panchín devino mambí con solo 7 años. Desde temprano siempre aprendió el arte de la insurrección, veía cómo se peleaba con el machete; la forma de sobrevivir en la campaña, vio curar heridas en el campamento. Durante la Guerra de los Diez Años, junto a sus padres sufrió los avatares de la lucha revolucionaria y en esta creció y formó su carácter insurrecto.
Corría el año 1872, en uno de los asaltos españoles al campamento insurrecto, fue hecha prisionera su madre y con ella Panchín y sus hermanos. Uno de ellos; Esteban, quien trató de huir en la espesa manigua, perseguido por la violencia española y al no darle alcance le dieron varios tiros por la espalda, sin tener en cuenta que apenas era un niño de 11 años, no sabemos el destino de su cadáver, pero Mercedes y el resto de su familia fueron conducidos a Holguín donde le situaron por cárcel la ciudad.
Dos años más tarde, Panchín con 13 años pudo burlar la vigilancia española, se escapó de su encierro y por angostos caminos entre las tupidas selvas de entonces, que conocía muy bien, alimentándose de frutas y orientándose por las estrellas, fue tras la huella de su padre, a quien encontró pocos días después en los montes de Las Tunas. Ambos se fundieron en feliz abrazo, rieron y lloraron, dos años sin verse, de aquel niño mimado en el 68 asomaba en sus ojos la dureza del soldado rebelde, pronto anduvo con un machete colgado del cinto y sobre su cabeza el sombrero de guano con la escarapela del mambí, Panchín con sus 13 años había ganado el derecho de ser soldado en las tropas comandadas por su padre, que entonces era coronel. En la manigua, desempeñó arriesgadas misiones, desde llevar mensajes a localidades distantes, hasta explorar un lugar por el que habría de pasar la tropa, y cada una las cumplía con la responsabilidad que el momento demandaba.
Después del Pacto del Zanjón estuvo junto a su padre en la Protesta de Baraguá y cuando la guerra no pudo continuar su curso, se fueron a su finca Ventorrillo, pues la casa de la ciudad se destruyó con el incendio de 1876.
Durante los años 78 y 79, organiza junto a su padre el nuevo estallido revolucionario conocido como Guerra Chiquita, resultando luego del engaño de España, deportados a Chafarinas, de donde escapó y volvió a Cuba, a la justa organizada por José Martí. El 23 de febrero junto a su padre se levantó en armas en la finca Ventorrillo, organizó un destacamento de soldados y se dirigió a San Miguel de Nuevitas en Camagüey donde luego de combatir heroicamente cayó en combate el 8 de abril de 1895

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