RECORDANDO A UNA GRAN PERSONA

EDITADO EN HUELVA INFORMACION

El sillón de Fernando Izquierdo se queda vacío...

Hace un mes que nos dejó un entrañable vecino de Minas de Riotinto, Fernando Izquierdo. Una persona buena, amable, agradable, educado y generoso, que supo llevar, dando un ejemplo de fortaleza y entereza, una larga enfermedad de la que en ningún momento se quejaba. Los calificativos se quedan cortos para definir a "este gran hombre…"

No tenía solo los nietos más cercanos (hijos de sus hijos Fernando y Katy), sino que los hijos de los vecinos más allegados también le llamaban 'abu', ya que él era el "abuelo de la calle".

Sus enseñanzas y paciencia con estos pequeños, que lo adoraban, eran pedagógicas, pues a pesar de su enfermedad, les dedicaba su tiempo (poco ya) y les enseñaba el respeto hacia la naturaleza, largas charlas sobre cómo coger los célebres gurumelos y cómo respetar a las personas y animales.

Era un hombre de cultura innata, de cuna, que siempre encontraba una palabra justa para agradar a los suyos haciéndoles 'llevadera' su penosa enfermedad en un claro ejemplo de entereza. A los vecinos más íntimos se nos ha ido una persona que hacía nuestra convivencia más agradable el rato que estábamos con él. Como creyentes, esperemos que Dios lo tenga a su lado como premio a su bondad sin par.

Siempre estarás con nosotros Fernando, porque se dice que "la persona, si se habla de ella, nunca muere", y quien te ha conocido no tiene más remedio que recordarte y hablar de tu personalidad, verte sentado en ese sillón, en el patio de tu casa, presidiendo la tertulia que a tu alrededor se formaba diariamente con tu querida Rosi, como tu le decías, y con los vecinos que todos los días te visitaban…

Desde esta tribuna, te decimos que, donde quieras que estés, seas lo feliz que nos has hecho a todos los que te conocimos.

Este año, cuando La Esquila, en las fiestas de la Patrona Virgen del Rosario, visite tu casa, habrá quien se pregunte, ¿por qué el sillón de Fernando está vacío?, y nosotros los vecinos le contestaremos; Fernando se ha ido y ha dejado a su ángel en el sillón de su tertulia.

Descansa en paz, Fernando…Tus vecinos y los que te tenían como abuelo, el abu, no te olvidan.