"En Hollywood preguntaron cuánto costó cavar Corta Atalaya y teñir el río Tinto"

viernes, 19 de noviembre de 2010

El autor de 'El corazón de la tierra' trabaja en un nuevo libro que Cuadri llevará a la gran pantalla

Raquel Rendón / Huelva | Actualizado 19.11.2010 - 08:20
zoom

Juan Cobos Wilkins, ayer en los jardines de la Casa Colón.

-¿Cómo le propusieron ser jurado de Largometrajes en el certamen?

-Eduardo Trías, el director del festival, me llamó el año pasado para ser jurado, pero yo estaba en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y se superponían en fechas. Lo postergamos y esa invitación ha vuelto a estar presente este año.

-Usted es, además de escritor, un gran cinéfilo.

-Muchísimo. Tuve la suerte de que en Riotinto siempre ha habido un estupendo cine teatro, que ahora lleva mi nombre. Mi familia estaba abonada a una fila determinada. Siempre tenía un libro en la mesita de noche y veía una o dos películas autorizadas por semana.

-Sería emocionante, pues, ver cómo una de sus novelas, El corazón de la tierra, era llevada a la gran pantalla por Antonio Cuadri.

-Fue muy satisfactorio e inesperado. Fue una gran coproducción internacional y una de las películas más caras del cine español. El paisaje requería que no fuera una producción pequeña. Es conmovedor que lo que un día fue una historia en mi escritura, a su vez oída de pequeño a mi abuelo, se convirtiera en algo que han visto miles de personas en distintos países.

-¿Alguna anécdota?

-En Hollywood, por ejemplo, como todo es a base de dinero, nos preguntaban que cuánto había costado cavar Corta Atalaya o teñir de rojo el río Tinto.

-¿Tiene algún proyecto similar entre manos?

-Sí. Estoy escribiendo lentamente una novela con el compromiso firme de Cuadri de llevarlo al cine. En este caso a él le hace un tilín especial porque la historia se desarrolla en Trigueros. El abuelo de Antonio Cuadri, que entonces era el alcalde socialista triguereño, afilió a San Antonio Abad a la UGT en un tiempo en que era difícil que las procesiones salieran a la calle. Fue una manifestación de convivencia y tolerancia digna de resaltar.

-Volviendo al festival, ¿cómo está el nivel en la Sección Oficial?

-Me ha sorprendido la mezcla de las coproducciones: Rusia con Brasil, por ejemplo. Interesante. Los temas son de intensidad, tratados con densidad. Muchas películas duran más de dos horas y siempre te dejan un nudo en el estómago, un palpitar en el corazón y la garganta, a veces, sin voz. Tengo que decir que mis compañeros del jurado están sorprendidos de la riqueza, variedad y maravilla de la gastronomía onubense.

-¿Dónde radica la importancia del Festival Iberoamericano?

-En que es necesario. La cinematografía latinoamericana tiene grandes necesidades y esa oportunidad no la encuentran en otros festivales. Poder acercarnos a la realidad de esos países y, al mismo tiempo, a su fabulosa capacidad de imaginación, al poderío de su fabulación y hacerlo a través del arte es algo de un valor incuestionable. Este festival tiene la solera suficiente y la implicación para que siga adelante por derecho propio.

-Hay que arrimar el hombro.

-Aplaudo el apoyo incansable de los medios de comunicación, un puntal muy importante del festival porque os acercáis a él con respeto y cariño. Quizá porque entendéis que tiene unos grados de fiebre.

-¿Está enfermo?

-A veces, de las destemplanzas se da el estirón y el niño crece. Me parece imprescindible que todos los sectores que tienen relación con el festival estén como una piña apoyando algo que debe estar por encima de intereses particulares y de políticas parciales.

-¿Cuál es la cura?

-Me parece bastante necesario que se pudiera volver a ver cine en el centro de Huelva. Desplazarse a esquinas de la ciudad para ver películas en centros donde a la vez hay hamburguesas o ropa parece que no es la boutique a la que uno va expresamente a por una prenda de categoría. Cuando estaban el cine Emperador y el Rábida había un bullicio en el centro de la ciudad que palpitaba su corazón. Eso repercutía además en la economía de los comerciantes de la zona. Se creaba un clima en el que la Cultura coadyuvaba a la economía y a la vida de la ciudad.

-Otro factor importante está en que el público cada vez asiste menos a las salas de cine.

-Si se retira el espectador del cine porque lo compra en DVD o lo piratea en Internet, cómo se le puede ya pedir que, además, tenga que desplazarse tan lejos. Cuando la montaña no va a Mahoma, Mahoma tiene que ir a la montaña. De todos modos, en los últimos años el festival tiene más público. En eso también ha ayudado el Gran Teatro.

Huelvainformación

0 comentarios: