El placebo funciona incluso si el paciente es consciente de que se trata de un placebo

sábado, 12 de febrero de 2011

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Y es que aunque cueste aceptarlo, un simple comprimido de azúcar (como los de algunos remedios homeopáticos) puede ayudar a tratar ciertas enfermedades, incluso si los pacientes saben que están tomando un placebo. Al menos a esa conclusión llegan los autores de una reciente publicación en el último número de la revista “PLoS One”, que además sugiere que debería de considerarse un marco ético para poder aplicar de forma práctica los beneficios del efecto placebo.

Ted Kaptchuk profesor asociado en la Harvard Medical School y autor de este trabajo, indica que para que un paciente piense que se está tomando una medicación, entonces es necesario recurrir al engaño, y eso es lo que tradicionalmente hacen muchos médicos. En este sentido Kaptchuk ha constatado que la mitad de los internistas y reumatólogos consultados afirman que han recetado de forma intencionada placebos, esperando que éstos respondieran positivamente.

Kaptchuk ha ido más lejos al sugerir a los especialistas que a la vez que recetaban placebos informaran a los pacientes de lo que estaban haciendo. La primera reacción de estos médicos fue tomar por loco al investigador. Pero la pregunta que estaba detrás de esa petición era ¿seguiría haciendo efecto el placebo una vez que el paciente había sido informado acerca de lo que estaba tomando?

La investigación enroló a 80 pacientes que padecen síndrome del colon irritable y que fueron perfectamente informados del contenido del experimento. Muchos de ellos afirmaron que era una locura, pero los médicos los calmaron afirmando que ellos pensaban que iba a funcionar. A la mitad de esos pacientes se les entregó una botella rotulada como “placebo” y se les informó que el contenido de la botella eran pastillas de azúcar, que debían tomar dos veces al día, independientemente de si creían o no en el efecto placebo. A los otros 40 pacientes no se les dio medicación alguna.

Al final del tratamiento, el 59% de los pacientes que habían tomado el placebo afirmaron que sus síntomas habían mejorado significativamente, un valor superior al del 35% que obtuvieron los pacientes no tratados.

Los resultados fueron analizados hasta 3 veces para confirmar que no había error. Kaptchuk afirma que sería necesario repetir este experimento con un gran número de pacientes y analizando otras enfermedades en las que se ha comprobado que el efecto placebo puede ser beneficioso como por ejemplo el dolor crónico, la depresión o la ansiedad. Los autores del trabajo piensan que no sería necesario mentir al paciente sino que lo óptimo sería llegar a establecer una relación médico-paciente de confianza.

En ese sentido el Dr. Howard Brody del centro médico Branch de Galveston, dependiente de la Universidad de Texas, afirma que uno de los principios activos más importantes en medicina es la relación personal del paciente con su médico. El neurocientífico Tom Wager de la Universidad de Colorado llega más lejos al afirmar que “en investigación médica hay una gran distancia entre lo que los pacientes piensan que se conoce en medicina y lo que realmente la ciencia conoce, por ello este estudio tiende a ir cerrando esa brecha al mostrarnos que el factor humano también importa en los tratamientos”.

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