La liquidación de la mina de Riotinto deja a una familia sin la vivienda que ocupaba desde hace 20 años en Las Delgadas

miércoles, 2 de febrero de 2011

EDITADO EN HUELVAYA.ES

La familia de Eloy Hurtado se ha visto arrollada por el terremoto que supuso el cierre de la mina de Riotinto. Y lo ha hecho de la peor manera posible, ya que este antiguo técnico de laboratorio de la compañía, su mujer y sus tres hijos pueden quedarse sin la casa en la que viven desde hace 20 años y que ellos mismos reformaron cuando le autorizaron a ocupar los terrenos en 1990, según consta en una información firmada por el periodista Andrés Marín publicada por El Mundo.es Andalucía.


FOTO DEL AÑO 2008

En el texto de Andrés Marín consta que la vivienda, ubicada en la aldea de Las Delgadas (en el término de Zalamea la Real), pertenecía, como barrios enteros del municipio de Minas de Riotinto, a la por entonces todopoderosa compañía minera, que ya antes de que comenzara su proceso de liquidación habían iniciado los trámites para vender a precios sociales las viviendas a sus pacíficos ocupantes, como era el caso de la familia Hurtado.

Sin embargo, la comisión liquidadora ha vendido su casa a otra persona por 6.000 euros, a pesar de que se ha demostrado fehacientemente que la familia Hurtado la ha venido ocupando en los últimos años, que mostró su interés por comprarla para regularizar la situación y que la compañía dio su visto bueno por escrito a la venta. Sin embargo, tras ganar en primera instancia un juicio contra la comisión liquidadora y el comprador, la Audiencia Provincial de Huelva le acaba de quitar la razón.

Eloy Hurtado, un vecino de Minas de Riotinto de 52 años de edad, compró en 1990 a su anterior ocupante su casa de Las Delgadas, donde pasa largas temporadas con su familia y a la que tanto su médico como el de su mujer han recomendado que se trasladen de manera definitiva para combatir las frecuentes depresiones que padecen.

Ocho años después, tras mostrar Hurtado su interés por comprar la casa a la compañía, Minas de Rio Tinto, SAL, le envió una carta (con fecha 16 de septiembre de 1998) en la que la empresa afirmaba que “había sido aceptada su petición de compra de la vivienda” y que “la casa se vende libre de carga y en el estado en el que se encuentra”.

Esta opción de compra finalizaba dos meses después, pero nunca llegó a formalizarse por que la compañía entró en suspensión de pagos y comenzó el proceso de liquidación. Hurtado explica que aquella carta ya le habilitada como morador y futuro comprador, por lo que dotó de agua y luz a la vivienda y comenzó a reformarla con conocimiento y consentimiento de la compañía hasta convertir una vieja edificación en la casa que es hoy. Esta garantía fue corroborada en el juicio que ganó la familia por varios testigos, entre ellos el antiguo secretario de la compañía y el secretario del Ayuntamiento de Minas de Riotinto.

Durante el proceso de liquidación, Eloy Hurtado asistió a las reuniones que se convocaban en el Ayuntamiento de Minas de Riotinto con los moradores que querían adquirir las viviendas a la comisión liquidadora, tal y como ha acreditado también el Ayuntamiento de Riotinto por escrito.

El comprador, por su parte, un vecino de Camas (Sevilla), sabía que lo que estaba comprando en noviembre de 2006 por solo 6.000 euros era la casa de Eloy Hurtado, pues se da la circunstancia de que tiene una nave de aperos justamente enfrente de la vivienda en litigo. Incluso, la comisión liquidadora, durante el procedimiento judicial, reconoció que había cometido un error y presentó un escrito al juzgado de Valverde en el que aseguraba que lo que creía que estaba vendiendo era una vivienda en ruinas situada en la misma calle.

De hecho, la jueza que dio la razón a Eloy Hurtado y anuló la escritura de compraventa destacó en su sentencia la mala fe con la que actuó el comprador de la vivienda, ya que “en todo momento tuvo conocimiento de su ocupación” por parte de Hurtado, teniendo en cuenta que Las Delgadas “es una aldea de poco más de una calle” y el mismo comprador “posee una nave de aperos justo enfrente de la vivienda objeto de autos”.

Además, uno de los miembros de la comisión liquidadora era por entonces el alcalde pedáneo de Las Delgadas, Narciso García Pérez, a quien Eloy Hurtado reprocha que podría haber evitado todo lo sucedido, ya que “conocía de sobra que los ocupantes éramos nosotros y que queríamos comprarla”.

García Pérez asegura, con todo, “tener la conciencia muy tranquila”, ya que “me lo han achacado a mí todo cuando no es verdad, yo desde el principio dije al resto de los miembros de la comisión liquidadora que no quería saber nada de la venta de las casas de Las Delgadas”. Con todo, reconoce que se cometió un error al pensar que se estaba vendiendo al tercero las ruinas situadas enfrente de la vivienda de Eloy Hurtado.

Tras la venta, se formó un revuelo en Las Delgadas que motivó una campaña de recogida de firmas, a la que se adhirieron más de 130 personas, quienes afirmaron que era “público, notorio y conocido por todos que Eloy Hurtado y su esposa vienen habitando” la citada vivienda desde el año 1990, por lo que manifiestan su “absoluto rechazo a que la comisión liquidadora de Minas de Riotinto haya suscrito una escritura de venta de dicha vivienda a otra persona, incumpliendo el compromiso adquirido de venta a los que habiten las viviendas”.

Entre lágrimas, la esposa de Eloy Hurtado, María Dolores Hurtado, de 51 años de edad, explica que todavía no puede entender “que se haya cometido una injusticia tan grande”. Tanto ella como su marido tienen claro que en todo este proceso no se ha jugado “ni limpia ni honradamente”. De hecho, quien fue alcalde pedáneo entre 1991 y 1995, Eliseo Ramírez, explica que el propio comprador le dijo que iba a adquirir “la casa de Eloy”.

Sin embargo, la Audiencia Provincial, en un fallo notificado el 3 de enero de 2011, revoca la sentencia que daba la razón a Eloy Hurtado argumentando una cuestión técnico-jurídica según la cual sólo las partes y no un tercero pueden pedir la nulidad de la escritura en litigio en el plazo de cuatro años, vencido durante el pleito, por lo que da vigencia al documento notarial de compraventa y deja prácticamente sin esperazas a esta familia.

Ante esta situación, Eloy Hurtado y su mujer todavía se agarran a un último recurso, ya que en esa escritura el comprador aseguraba ser el morador de la vivienda, hecho que no era cierto. De hecho, está en trámite una querella criminal contra él por falsedad en documento público y por estafa. “Parece mentira que después de todos estos años y todas las evidencias no se pueda hacer justicia”, se lamenta Hurtado.

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