EDITADO POR D.JOSE LUIS DOMINGUEZ EN HUELVA INFORMACION EL VIERNES 14 JULIO DEL 2000
Que lejos estaban todos cuantos disfrutaron en las pasadas fiestas patronales de la hecatombe física que
iba a sufrir nuestro pueblo unos días después, con la llegada de las primeras aguas otoñales.
La ambiciosa extracción llevada a cabo por los explotadores en la contramina y cortas de filón sur, agravado con el abandono del mantenimiento y conservación de los trabajos con motivo de las prolongadas huelgas sufridas, vino a ocurrir que en la plaza de la Constitución, en pleno corazón físico e histórico del pueblo, se abrieran unas grandes y profundas grietas que pusieron en grave peligro no sólo a los edificios del Ayuntamiento e iglesia parroquial sino a todas las viviendas que se agrupaban en torno de estos edificios y detrás de ellos.
Como consecuencia de esto las oficinas y servicios del Ayuntamiento hubieron de ser trasladados urgentemente a las viviendas que ocupaban, en un segundo piso, los maestros de las escuelas del distrito número 2, en la ladera del Alto de la Mesa, en un altozano existente frente a la calle de La Huerta, perdiendo así el municipio, al ser un local propiedad de la compañ ía minera, su principal patrimonio que tardaría más de medio siglo en recuperar.
La iglesia parroquial fue iniciada en la época del asentista Sanz y reconstruída y ampliada para unas novecientas personas en 1789 por el Administrador Real de las minas, don Manuel de Aguirre, y fue adornada en su interior con cinco retablos, el mayor de ellos dedicado a la patrona de los mineros Santa Bárbara, a quien se hizo titular. Añadió también a la que había una nueva torre.
La empresa inició inmediatamente la construcción de un nuevo templo en un lugar más distante del peligro de las explotaciones, en la barriada de El Valle, que es donde se asienta hoy el pintoresco y bonito pueblo de Minas de Riotinto.
Que lejos estaban todos cuantos disfrutaron en las pasadas fiestas patronales de la hecatombe física que
iba a sufrir nuestro pueblo unos días después, con la llegada de las primeras aguas otoñales.
La ambiciosa extracción llevada a cabo por los explotadores en la contramina y cortas de filón sur, agravado con el abandono del mantenimiento y conservación de los trabajos con motivo de las prolongadas huelgas sufridas, vino a ocurrir que en la plaza de la Constitución, en pleno corazón físico e histórico del pueblo, se abrieran unas grandes y profundas grietas que pusieron en grave peligro no sólo a los edificios del Ayuntamiento e iglesia parroquial sino a todas las viviendas que se agrupaban en torno de estos edificios y detrás de ellos.
Como consecuencia de esto las oficinas y servicios del Ayuntamiento hubieron de ser trasladados urgentemente a las viviendas que ocupaban, en un segundo piso, los maestros de las escuelas del distrito número 2, en la ladera del Alto de la Mesa, en un altozano existente frente a la calle de La Huerta, perdiendo así el municipio, al ser un local propiedad de la compañ ía minera, su principal patrimonio que tardaría más de medio siglo en recuperar.
La iglesia parroquial fue iniciada en la época del asentista Sanz y reconstruída y ampliada para unas novecientas personas en 1789 por el Administrador Real de las minas, don Manuel de Aguirre, y fue adornada en su interior con cinco retablos, el mayor de ellos dedicado a la patrona de los mineros Santa Bárbara, a quien se hizo titular. Añadió también a la que había una nueva torre.
La empresa inició inmediatamente la construcción de un nuevo templo en un lugar más distante del peligro de las explotaciones, en la barriada de El Valle, que es donde se asienta hoy el pintoresco y bonito pueblo de Minas de Riotinto.
A partir de ahora se fue desmoronando el pueblo originario, que poco a poco, quedaría reducido prácticamente a dos calles, Méndez Núnez y Trafalgar y la plaza de España, hasta que definitivamente fueron también enterradas por los escombros, sin ningún respeto a su historia hasta el punto de que hoy, paradójicamente, podemos ofrecer a los muchos visitantes el poblado de Bella Vista, donde se asentaba la colonia inglesa, mientras se ha procurado enterrar el resto del pueblo originario con toda su carga emocional y sentimental que encerraba para todos los hijos de nuestro pueblo. El diario La Provincia, en su edición del 5 de septiembre de 1916, daba cuenta del traslado de las Sagradas Formas a la ermita del Hospital del Alto de la Mesa, única reseña que he encontrado de esta hecatombe, y escribe: “Con gran solemnidad se celebró el día 3 del actual la última misa en nuestra vieja y venerada parroquia, que tristes azares de la fortuna hacen que desaparezca para siempre”.
Terminado el Santo Sacrificio, trasládose bajo palio a la ermita de Santa Bárbara del hospital minero, en el Alto de la Mesa, nuestro ilustrado párroco don Antonio Delgado López y elcoadjutor don Manuel Wert con las Sagradas Formas, acompanándole las autoridades, la banda municipal y un enorme gentío. En la ermita quedaron depositadas las formas hasta la apertura de la nueva parroquia que se va a construir en El Valle.
Los fieles, enternecidos
Al partir la comitiva y durante todo el trayecto, los fieles, enternecidos, lamentaban la desaparición de esta iglesia donde todos se bautizaron y muchos contrayeron matrimonio.
La guardia a caballo abría paso a la procesión que recorrió las calles Elhúyar, don Juan Prim, Méndez Núñez, subiendo a Mesa Pinos por las calles Orense, Asturias, Vizcaya, plaza y hospital de la compañía, entrando solemnemente, entre repiques y a los acordes de la Marcha Real, en la Capilla citada.
Los fieles regresaron muy tristes al Riotinto que fue. Pero no nos entristezcamos
que si Riotinto desaparece de sus antiguos cimientos, surgirá radiante otro de más fortaleza. !Viva Riotinto!
Seguidamente de celebrarse este emocionante acto la iglesia con sus torres fueron dinamitadas en prevención de un desplome que pudiera acarrear fatales consecuencias.
Momento exacto, cinco y media de la tarde, de la caída de la torre.
0 comentarios:
Publicar un comentario