La Batalla de Platea

martes, 30 de marzo de 2010

Al ser derrotado en Salamina Jerjes vuelve a Asia. Pero los persas aun se sienten fuertes y mantienen la iniciativa ofensiva. El calculado repliega a Tesalia, más cercano al aprovisionamiento de Tracia, les permite pasar el impass invernal en posiciones no tan expuestas como en las tierras del Ática, con las fuerzas griegas además acantonadas en el Peloponeso.

El ejercito persa:

Debemos tener cuidado con las cifras aportadas por las fuentes antiguas, la cifra de 300.000 hombres es exagerada, pero esconde una realidad. De seguro que era muy grande el ejercito persa, pero es muy probable que junto a los hombres de armas se moviera toda una nube de no combatientes encargados de diferentes tareas de logística para abastecer a tantos hombres, máxime si el mismísimo “Rey de reyes” viajaba con ellos, de ahí las exageradas cifras.

Para estas acciones Mardonio había seleccionado lo mejor de entre las fuerzas del rey persa (el resto retornaría al Asia con Jerjes), además de atraer una importante cantidad de aliados griegos que aportaron sus hombres a la causa persa. Se manejan cifras que van de los 100.000 a 150.000 hombres, para el ejercito de Mardonio, en su mayoría caballería, mas la pobre infantería asiática y los mencionados griegos (unos 25.000).

Inicio de las hostilidades Persas.

Ya con la primavera, los persas vuelven a invadir el Atica, para asolar nuevamente Atenas, bajo la triste mirada de los habitantes de la ciudad, evacuados nuevamente a la isla de Salamina. Así nos lo cuenta Herodoto:

“VI. El motivo que para pasar a Salamina tuvieron entonces los de Atenas fue el siguiente: Todo el tiempo que vivían con la esperanza de que en su asistencia y socorro había de venirles un cuerpo de tropas del Peloponeso, estuviéronse firmes y constantes en no desamparar el Ática. Mas después que vieron que los peloponesios, dando treguas al tiempo, dilataban sobrado su venida, y oyendo ya decir que se hallaba el bárbaro marchando por la Beocia, les obligó su misma posición a que, llevando primero a Salamina cuanto tenían, pasasen ellos mismos a dicha isla. Desde allí enviaron a Lacedemonia unos embajadores con tres encargos; el primero de dar quejas a los Lacedomonios por la indiferencia con que miraban la invasión del Ática por el bárbaro, no habiendo querido en compañía suya salirle al encuentro hasta la Beocia; el segundo de recordarles cuán ventajoso partido les había a ellos ofrecido el persa a trueque de atraerles a su liga y amistad; el tercero de prevenirles que los atenienses al fin, si no se les socorría; hallarían algún modo como salir del ahogo en que se veían.” HERODOTO. LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBRO IX. CALIOPE.

La situación de los atenienses era desesperada, y se lo hicieron saber a los espartanos, “o se nos unen o nos pasamos a la causa persa”. Era hora de dejar de lado viejas rencillas y avocarse a un objetivo común:

“IX. Con todo, acordaron al cabo los lacedemonios responder a los embajadores y mandar salir a campaña sus espartanos con el siguiente motivo: Un día antes del último plazo para la decisión del negocio, un ciudadano de Tegea, llamado Quileo, que era el extranjero de mayor influjo en Lacedemonia, habiendo oído de boca de los Eforos todo lo que antes les habían expuesto los embajadores de Atenas, bien informado del negocio, respondióles en esta forma: —«Ahora, pues, ilustres Eforos, viene todo a reducirse a un punto solo, y es el siguiente: si por acaso coligados los atenienses con el bárbaro no obran de acuerdo con nosotros, por más cerrado que tengamos el istmo con cien murallas, tendrán los persas abiertas por cien partes las puertas del Peloponeso. No, magistrados, eso no conviene de ningún modo; es preciso dar audiencia y respuesta a los atenienses, antes que no tomen algún partido pernicioso a la Grecia.” HERODOTO. LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBRO IX. CALIOPE.

Decididos entonces los espartanos de colaborar, pronto el resto de los aliados comenzaron también a sumarse y unidas todas las fuerzas griegas salen en busca del persa.

Mardonio retrocede hábilmente en busca territorios adecuados para las evoluciones de la caballería, las encuentra en Beocia, donde explotando una alianza con Tebanos, logra cubrir sus líneas de abastecimiento desde Tracia. Como podrán ver todo lo hecho por el persa hasta el momento no tiene reproches dando muestras de una excelente planificación y logistica. En cambio todo lo que viene de los griegos parece salido a la fuerza.

Los planes del persa eran aprovechar la amplia llanura utilizando a fondo sus más capaces fuerzas de caballería, planteando una batalla a distancia mediante el uso de armas arrojadizas. Una nube de jabalinas y flechas serian lanzadas sobre los hoplitas desde todos los ángulos posibles a distancia prudencial evitando el choque directo contra el infante griego, salvo que fuera necesario, y en tal caso se haría con caballería más pesadamente armada (aquí me gustaría recordarles la batalla de Carrae).

¿Los planes griegos? Nada, ir y plantar cara. En lo único en que estaban de acuerdo era en que los atenienses se ubicarían para hacer frente a las fuerzas asiáticas, por ser los únicos (los únicos vivos) con experiencia en combates contra los persas y por lo tanto conocedores de sus tácticas de guerra.

¿Y los espartanos? ¡A lo seguro! ellos enfrentarían a los hoplitas aliados al persa. ¡Y claro!, ellos tambien darian las ordenes. Las fuerzas griegas coaligadas pues, serian comandadas por el espartano Pausanias, sumaban 40.000 hombres, nunca Grecia toda había reunido semejante número de gentes de armas, 21 estados griegos aportarían hombres, siendo los contingentes atenienses y espartanos los más numerosos. Pero su inexperiencia en este tipo de campañas será un dolor de cabeza para los mandos griegos.

Y una vez que arribaran estos al sitio donde se encontraban los persas, pudieron notar de la excelente posición elegida por Mardonio, su campamento cubierto por el río, dueño del agua y dominante de la llanura frente a ellos. Los griegos comenzaban con evidente desventaja.

Primeros movimientos.

Lo primero que atinaron a hacer los griegos fue asentarse al pie de la colina, así mantenerse a salvo de la respetada (mas bien temida) caballería asiática, además de cubrir sus líneas de abastecimiento que consistían en unos desfiladeros en la colina del Citeron, por donde recibían continuos refuerzos y provisiones.

Mardonio parecía no estar apurado a forzar los acontecimientos, sabedor de su ventajosa posición y entendiendo que eran los griegos los que debían comenzar la partida, sin embargo estos tampoco tenían intenciones de ser ellos los que movieran la primera ficha. Decide entonces el persa tentar a los griegos a abandonar su posición defensiva y advirtiendo que las unidades hoplitas de Megara estaban un tanto expuestas lanza su caballería contra estos.

Castigados duramente y “a distancia”, pero sin saber como defenderse, los megareos solicitan ser relevados de su posición, allí fue cuando todas la miradas se dirigieron a los atenienses, a los que no les quedo otra opción que destacar a 300 hoplitas de elite y 800 arqueros para socorrer y relevar a sus aliados.

Eran estos arqueros un cuerpo de elite recientemente formado con las armas capturadas a los persas derrotados por ellos mismos en maratón, consientes de la importancia de este tipo de armamento a la hora de enfrentar a los persas. Destaco esta situación pues aquí ocurre el primer hecho importante, y me refiero a la muerte de Masistio, el persa que encabezaba el ataque, situación propiciada por el uso de esta “nueva” arma.

“XXII. Esto cuerpo, al que se agregó una partida de ballesteros, fue entre todos los griegos que se hallaban presentes el que quiso, apostado en Eritras, relevar a los megarenses. Emprendida de nuevo la acción, duró por algún tiempo, terminando al cabo del siguiente modo: Acaeció que peleando sucesivamente por escuadrones la caballería persiana, habiéndose adelantado a los demás el caballo en que montaba Masistio, fue herido en un lado con una saeta (flecha). El dolor de la herida hízole empinar y dar con Masistio en el suelo. Corren allá los atenienses, y apoderados del caballo logran matar al general derribado, por más que procuraba defenderse, y por más que al principio se esforzaban en vano en quitarle la vida. La dificultad provenía de la armadura del general, quien vestido por encima con una túnica de grana, traía debajo una loriga de oro de escamas, de donde nacía que los golpes dados contra ella no surtiesen efecto alguno. Pero notado esto por uno do sus enemigos, metióle por un ojo la punta de la espada, con lo cual, caído luego Masistio, al punto mismo espiró. En tanto, la caballería, que ni había visto caer del caballo a su general, ni morir luego de caído a manos de los atenienses, nada sabía de su desgracia, habiendo sido fácil el no reparar en lo que pasaba, por cuanto en aquella refriega iban alternando las acometidas con las retiradas. Pero como salidos ya de la acción viesen que nadie les mandaba lo que debían ejecutar, conociendo luego la pérdida, y echando menos a su general, se animaron mutuamente a embestir todos a una con sus caballos, con ánimo de recobrar al muerto.

El choque producido era lo mas ansiado por los hoplitas atenienses, del cual salieron victoriosos y apoyados por otras unidades griegas consiguen rechazar a la caballería persa. Pero de no haber contado los atenienses con este cuerpo de arqueros poco podrían haber hecho contra el tipo de combate planteado por sus enemigos y así forzar un encuentro más favorable a su forma de lucha.

“XXIV Vuelta al campo la caballería sin Masistio y con la nueva de su desgraciada muerte, fue excesivo en Mardonio y en todo el ejército el dolor y sentimiento por aquella pérdida. Los persas acampados, cercenándose los cabellos en señal de luto y cortando las crines a sus caballos y a las demás bestias de carga, en atención a que el difunto era después de Mardonio el personaje de mayor autoridad entre los persas y de mayor estimación ante el soberano, levantaban el más alto y ruidoso plañido, cuyo eco resonaba difundido por toda la Beocia. Tales eran las honras fúnebres que los bárbaros, según su usanza, hacían a Masistio.” HERODOTO. LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBRO IX. CALIOPE.

Este revés privaba al persa de un experimentado hombre y envalentonaba a los griegos que hasta el momento las tenían todas en contra. Si Mardonio y Pausanias aprendieron de este pequeño combate los sabremos mas adelante.

Rojo: Griegos. Verde: Persas. A la izquierda la ciudad de Platea. En el centro las fuentes de gargafia. Arriba el campamento Persa al otro lado del rio Asopo. Abajo y en punteado las lineas de abastecimiento griegas.

Cambio de posición y primer revés griego.

Considero Pausanias el momento de cambiar de posición, precisamente al sector del campo que el creía mas ventajoso, puesto que vedado el río Asopo por los persas, los griegos tenían problemas para conseguir agua. Existía en el centro del campo una fuente de agua que perfectamente podía abastecerlos. Allí se dirigió el ejército griego tomando posiciones en el terreno, con los espartanos en el flanco derecho (como siempre) delante del pozo de agua, los atenienses en el izquierdo y el resto de los griegos al centro. Pero al contrario de lo que el podría suponer, el persa estaba bien informado de la situación y actuó en consecuencia. Primero pudo desplegar a gusto sus fuerzas al tener frente a el todo el dispositivo griego, ubicando a sus tropas asiáticas frente a los espartanos, mal que les pese a estos. Segundo (aunque talvez demoro demasiado en hacerlo, pues 8 días pasaron los ejércitos mirándose) informado por los tebanos sobre las características del terreno y gracias a su superioridad en caballería ejecuto fulminantes ataques sobre la retaguardia griega, justo sobre sus ahora muy dilatadas líneas de abastecimiento, destruyendo una importante columna de suministros para las fuerzas aliadas griegas.

Más problemas para los griegos. Se aproxima la batalla.

Sin embargo los griegos, a pesar de su precaria situación, se mantuvieron impasibles y evitaron todo enfrentamiento directo. Este accionar solo puede explicarse con la esperanza entre los griegos de que al ejército persa se le agotara el necesario forraje para sus animales. Fuese así o no, esto evidentemente precipito la batalla, Mardonio atacaría al amanecer.

Herodoto nos cuenta que los griegos esa noche fueron advertidos sobre los planes de Mardonio, por un macedonio que militaba entre los persas:

“XLV. Los generales, oído apenas esto, siguen a sus guardias hacia el cuerpo avanzado, y llegados allá háblales de esta suerte Alejandro: —«atenienses míos, a descubriros voy un secreto cuya noticia como en depósito os la fío para que la deis únicamente a Pausanias, si no queréis perderme a mí, que por mostrarme buen amigo vuestro os la comunico. Yo no os la diera si no me interesara mucho por la común salud de la Grecia, que yo como griego de origen en pasados tiempos no quisiera ver a mi antigua patria reducida a la esclavitud. Dígoos, pues, que no alcanza Mardonio el medio cómo ni a él ni a su ejército se le declaren propicias las víctimas sacrificadas; que a no ser así, tiempo ha estuviera ya dada la batalla. Mas ahora está ya resuelto a dejarse de agüeros y sacrificios, y mañana así que la luz amanezca quiere sin falta principiar el combate. Todo esto sin duda nace en él, según conjeturo, del miedo y recelo grande que tiene de que vuestras fuerzas no vayan creciendo más con el concurso de nuevas tropas. Estad, pues, vosotros prevenidos para lo que os advierto, y en caso de que no os embista mañana mismo, sino que lo difiera algún tanto, manteneos firmes sin moveros de aquí; que él no tiene víveres sino para pocos días. Si saliereis de este lance y de esta guerra como deseáis, paréceme será razón que contéis con procurarme la independencia y libertad a mí, que con tanto ahínco y tan buena voluntad me expongo ahora a un tan gran peligro solo a fin de informaros de los intentos y resolución de Mardonio, y de impedir que los bárbaros os cojan desprevenidos. Adiós, amigos; amigo soy y Alejandro, rey de Macedonia.» Dijo y dio la vuelta a su campo hacia el puesto destinado.” HERODOTO. LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBRO IX. CALIOPE.

Advertido Pausanias, y al saber que sus hombres enfrentaría a las huestes asiáticas ubicadas frente a ellos, decide trocar posiciones con los atenienses, fiel a la promesa de estos de enfrentarse con los persas.

XLVI. Los generales de Atenas, pasando inmediatamente al ala derecha del campo, dan parte a Pausanias de lo que acababan de saber de boca de Alejandro. Conmovido con la nueva Pausanias, y atemorizado del valor de los persas propiamente tales, háblales así: —«Puesto que al rayar el alba ha de entrarse en acción, menester es que vosotros, oh atenienses, os vengáis a esta ala para apostaros enfrente de los persas mismos, y que pasemos los lacedemonios a la otra contra los beocios y demás griegos que allí teníais fronteros. Dígolo por lo siguiente: vosotros, por haberos antes medido en Maratón con esos persas, tenéis conocida su manera de pelear. Nosotros hasta aquí no hemos hecho la prueba ni experimentado en campo de batalla a esos hombres, pues ya sabéis que ningún espartano jamás midió ni quebró lanzas con medo alguno: con los beocios y tésalos sí que tenemos trabado conocimiento. Así que será preciso que toméis las armas y os vengáis a esta ala, pues nosotros vamos a pasar a la izquierda.» HERODOTO. LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBRO IX. CALIOPE.

Esta maniobra resulto un desastre, y no pudo realizarse correctamente, generando confusión entre las líneas griegas, siendo interrumpida además por un furibundo ataque persa. Es que al ver esto Mardonio, y entendiendo que los espartanos rehusaban enfrentarle, y dio comienzo a un prolongado ataque sobre las alas de las fuerzas griegas haciendo uso siempre de la caballería. Con una densa nube de proyectiles (flechas y jabalinas) acoso a los griegos y los fijo en el terreno, allí donde estaban al momento del cambio de posiciones. Sin embargo lo peor sobrevino cuando las fuerzas invasoras se hacen con el pozo del agua y lo cegan definitivamente. Tal era la libertad con la que los persas se movían por el campo de batalla.

Hasta el momento, como pueden ver, Mardonio era absoluto dominador de la situación, haciendo excelente uso de sus hombres y poniendo en un aprieto detrás de otro a las fuerzas coaligadas griegas que perdían minuto a minuto su euforia guerrera. Sin embargo el ataque persa todavía no era lo suficientemente profundo, y se limitaba solo a ejecutar un sostenido acoso sobre las alas rivales.

Ataques persas sobre las lineas de abastecimiento y retaguardia griegas. Ataques persas sobre las fuentes de gargafia y cegado de las mismas.

Nuevo cambio de posición. Siguen losproblemas para los griegos.

Sin agua, con sus líneas de abastecimiento atacadas constantemente y sin el dominio del terreno, la situación griega se volvía insostenible.

“L. En este estado se encontraban, cuando los jefes griegos, viendo a su gente falta de agua, y al mismo tiempoperturbada con los tiros de la caballería, juntáronse así por lo que acabo deindicar, como también por otros motivos, y en gran número se encaminaron haciael ala derecha para verse con Pausanias. Si bien éste sentía mucho la malasituación del ejército, mayor pena recibía de ver que iban ya faltándole losvíveres, sin que los criados a quienes había enviado por trigo al Peloponeso pudiesenvolver al campo, estando interceptados los pasos por la caballería enemiga.

LI. Acordaron, pues, en la consulta aquellos comandantes que lo mejor sería, en caso de que Mardonio difiriera para otro día la acción, pasar a una isla distante del Asopo y de la fuente Gargafiadonde entonces acampaban, la cual isla viene a caer delante de la ciudad mismade Platea…..” HERODOTO. LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBRO IX. CALIOPE.

El acordado movimiento consistía en un “repliegue” hacia unos riachos con los cuales abastecerse (sobre el flanco izquierdo que seria cubierto por los Atenienses), además de recuperar el control de los desfiladeros por donde eran abastecidos (sobre el centro y flanco derecho seria cubierto por los espartano). Sin embargo, el sencillo plan tuvo un inesperado inconveniente.

El centro del dispositivo griego, no tuvo inconvenientes en ejecutar el plan (aunque mas que de “repliegue ordenado” deberiamos hablar de huida desordenada), los atenienses en eso estaban cuando advierten que los espartanos no se mueven, deciden entonces aguardar. El caso es que militaba entre los espartanos un tal Amompharéto que al escuchar “repliegue” cerca estuvo de desmayarse. Replegarse, para este obtuso espartano era sinónimo de retirada, ¡y un espartano no seretira señores! El y sus hombres permanecerían en sus posiciones.

LIII…..Mucho era lo que sentían Pausanias y Eurianacte el verse desobedecidos; pero mayor pena les causaba eltener que desamparar el regimiento de Pitana por la manía y pertinacia de aquelcaudillo, recelosos de que dejándolo allí solo, y ejecutando lo que teníanconvenido con los demás griegos, iba a perderse Amonfareto con todos los suyos. Estas reflexiones les obligaban a tener parado todo el cuerpo de los Lacones,esforzándose entretanto en persuadir a Amonfareto que aquello era lo queconvenía ejecutar, y haciendo todo el esfuerzo posible para mover a aqueloficial, el único de los lacedemonios y tegeanos que iba a quedarse abandonado.”HERODOTO. LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBRO IX. CALIOPE.

Amonpharetos negandoce a "replegarce".

Finalmente Pausanias decide abandonarlo e inicia el demorado repliegue. Viéndose solo Amomfaréto, y ante el peligro que representaba la caballería persa, correpronto detrás de su líder y aunque lo alcanza, el plan de repliegue ya era imposible de llevar a cabo. La formación espartana fue atacada en plenomovimiento y aislada del resto de las fuerzas. En tanto los atenienses, también a mitad de camino, fueron acosados rápidamente por caballería aparentemente griega (Tebana).

Demás esta decir que la situación de los griegos era gravísima, ya no conformaban un frente único y combatían separados y sin coordinación, a esto debemos sumarle que un tercio de sus hombres no participaba de la batalla (y tampoco se decidíapor hacerlo).

El ataque persa, una vez advertidos del intento de repliegue griego, fue realizado con rapidez pero con cierto desorden, sobre todo en las fuerzas de infantería que desordenadamente buscaban posiciones en el campo sin participar de las acciones ofensivas. El peso del ataque entonces recayó en la caballería, que “fijo” a espartanos y atenienses en sus precarias posiciones quienes solo atinaron a cubrirse del infierno de flechas y venablos que caían sobre ellos. Mardonio dirigió personalmente a sus hombres contra los espartanos, sobre los que ejecuto furibundos ataques alternados de caballería, incapaces de ser repelidos por los lacedemonios (aquí el persa parece “olvidarse” o no “preocuparse” mucho por lo que ocurría en el otro flanco, el dominado por los atenienses).

Pausanias pudo enviar un pedido de auxilio a los atenienses, pero claro esta que a estos les fue imposible responder a tal deseo, a ellos no les iba mejor. Todo esto ocurría ante la atenta mirada del resto de las fuerzas griegas que no se decidíana apoyar a sus compañeros. Finalmente deciden estos dividirse e ir a prestar su apoyo, los que se dirigieron hacia las posiciones atenienses no pudieron llegar pues fueron interceptados por caballería griega, los otros al parecer si pudieron llegar a las posiciones espartanas justo para el momento clave de la batalla.

Momento decisivo de la batalla. Las alas griegas son atacadas por la caballería rival, mientras se aproxima la infantería.

Desenlace y victoria griega.

La situación griega era insostenible, habían perdido toda ventaja táctica, y lo único a lo que atinaban era a cubrirse de los proyectiles. He aquí tal vez una de las claves de la batalla. Y me refiero a la capacidad de resistencia del hoplita griego, que soporto lo indecible y sin embargo no abandono posiciones, y lo que es mejor aun, manteniendo la esperanza de que “su” oportunidad lleguef inalmente. La imagen que debería tener Mardonio en este momento de los griegos, arrodillados estos detrás de sus escudos, lo debe haber confiado en que lavictoria era suya.

Lo que aquí ocurre ahora es motivo de debate, Herodoto nos cuenta que ambos líderes (Mardonio y Pausanias) esperaban que sus “augurios” les sean favorables para decidir el ataque final, en este caso de infantería, por eso ambos “demoraban” su ataque. Lo ocurrido en realidad, puede ser interpretado de otra manera. Pausanias no atacaba pues no podía hacerlo ya que no encontraba la manera de contrarrestar el tipo de combate (a “distancia”Guiño al que estaba siendo sometido. Y Mardonio estaba más que cómodo con este tipo de lucha que realmente era la más adecuada y con la que estaba logrando una victoria rotunda, hasta que comete su gran error. Y me refiero a la intervención de la infantería persa en el combate.

Los motivos que pudo haber tenido el persa son varios, se me ocurren algunos:

1. Pudo pensar que los espartanos en su sector estaban al borde del KO y llamo a su infantería para rematarlos en su sitio.

2. Tal vez se estaba quedando sin proyectiles su caballería, y le fue indispensable mezclar a sus hombres de a pie en el combate.

3. Puede que se haya visto presionado por sus oficiales a buscar la definición de la batalla (sabemos que había ciertas diferencias entre los mandos persas).

Ya fuesen los dioses y los augurios, ya fuesen algunos o todos los motivos antedichos, la cuestión es que los griegos tuvieron su oportunidad, y no la desaprovecharon.

Al parecer en ambos flancos ocurrió lo mismo, las caballerías griegas o persas dejaron su lugar a la infantería. Los atenienses combatieron con los griegos aliados al persa, y los espartanos tuvieron que medirse con las fuerzas asiáticas.

Fue curioso el accionar de los persas, que avanzaron hasta ponerse a pocos metros de los espartanos para oponerles un frente continuo de escudos de mimbre y lanzas en las primeras líneas, mientras de atrás y protegidos les lanzarían flechas y jabalinas, entiendo que con la idea de continuar con el “combate adistancia” pero ahora en una posicion estatica de infantería apoyados por la caballería (esta es la razón por la que supongo que la caballería estaba agotando proyectiles). Esta claro que el persa subestimo al hoplita griego, creyéndolo ya derrotado, pues sino no puedo entender tan estúpido plan.

Sin embargo todavía Pausanias demoro su ataque, confundido por la situación tal vez, dejando que su tropa continuara bajo la “tormenta” (Herodoto) de proyectiles. Lo cierto es que los primeros en atacar, cansados de ser heridos por todos lados, no fueron los espartanos sino los hoplitas arcadios (Tegeatas), situacion que anima a los espartanos (al parecer consiguen augurios favorables) que ahora si se traban en sangriento combate con los persas:

“LXII. Entretanto que invocaba Pausanias el auxilio de la diosa, los primeros de todos en dirigirse contra los bárbaros son los soldados de Tegea, y acabada la súplica de Pausanias, empiezan luego a ser de buen agüero las víctimas de los lacedemonios. Un momento después embisten éstos corriendo contra los persas, que les aguardan a pie firmedejando sus ballestas. Peleábase al principio cerca del parapeto de los escudosatrincherados; pero rota luego, y pisada esta barrera, ármase luego en lascercanías del templo de Céres el más vivo y porfiado combate del mundo, en queno sólo se llegó al arma corta, sino también al ímpetu inmediato y choque delos escudos. Los bárbaros, con un coraje y valor igual al de los lacedemonios, agarrando las lanzas del enemigo las rompían con las manos; pero tenían la desventaja de combatir a cuerpo descubierto, de que les faltaba la disciplina, de no tener experiencia de aquella pelea, y de no ser semejantes a sus enemigos en la destreza y manejo de las armas: así que, por mas que acometían animosos, ora cada cuál por sí, ora unidos en pelotones de diez y de más hombres, comoiban mal armados, quedaban maltrechos y traspasados con las picas, y caían a los pies de los espartanos.” HERODOTO. LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBROIX. CALIOPE.

La disciplina del guerrero hoplita y su destreza superior en el manejo de las armas (sumado a su mejor armamento defensivo) fue demasiado para las aguerridas tropas asiáticas. Pronto la balanza se inclino del lado griego, la extensa línea persa fue rota, merito logrado no solo por los espartanos en su sector, sino también por los atenienses en el suyo. Mardonio intento componer las cosas levantando la moral de sus hombres que se opusieron tenazmente a los espartanos dando muerte a muchos de estos, pero su caballería ya no era efectiva en el tipo de combate que se estaba desarrollando, y finalmente cae muerto, muriendo con él la poca resistencia que quedaba entre los asiáticos que huyen a la carrera y desordenadamente hacia el campamento, el que será atacado y saqueado por los griegos. Aquel poderoso ejercito que amenazaba con borrar del mapa la Grecia toda, había desaparecido.

Consideraciones finales.

Fue sin duda una gran victoria sobre las fuerzas persas invasoras, pero también escierto que cerca estuvo de ser derrota, pues al contrario de lo que se piensa fueron los persas en todo dominadores de la situación, los únicos con un plande batalla mas o menos coherente. Y si finalmente fue victoria para el bando griego, lo fue exclusivamente por la extraordinaria capacidad del hoplita, capaz de soportar lo indecible en manos de la caballería persa y aun así explotar al máximo cualquier mínima ventaja o flaqueza que el enemigo pudiera ofrecerle.

Esta batalla se revelara entonces, clave en el devenir futuro. Pues personalmente considero este momento decisivo y trascendental, uno de esos vuelcos transcendentales que tiene la historia y un paso fundamental hacia un nuevomundo, el “mundo clásico”.

Tanto se jugaban los griegos, y sin saberlo.

FIN.

Unica fuente.

“Los Nueve Libros de la Historia” de Herodoto, principalmente el Libro IX “Caliope”

POR MARBEL77 ORIGINAL EN EL FORO MUNDO HISTORIA

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