Joaquín Toledo, especialista en historia del mundo, con amplia experiencia en investigaciones sobre Guerras y Conflictos mundiales
Para mediados de 1941, el frente africano era el más importante de toda la guerra. Mucho más importante que el frente de Asia contra los japoneses, las revueltas en Medio Oriente y que los Balcanes. Luego, claro la guerra tomó carácter mundial con la Operación Barbarroja y el bombardeo a Pearl Habor, por lo cual, ingenuamente Hitler creyó que ganar la guerra era cuestión de tiempo. El frente africano pasó así a estar muy descuidado y hasta olvidado tanto por los altos dirigentes del Eje como por los cronistas e historiadores de la Segunda Guerra Mundial. Lo cierto es que en aquellas tierras llenas de extensos y agotadores desiertos norteafricanos, se peleaba por abrir una ruta hacia Medio Oriente, territorio muy rico en petróleo, y que sin duda alguna, volcaría la balanza de la guerra a favor del bando que se hiciese con él.
Los italianos llegaron allí primero que los alemanes, abriendo el frente con un poderoso ejército compuesto por 250 mil soldados. Los británicos ni siquiera llegaban a los 50 mil y luego de un penoso retroceso contraatacaron a través de la Cirenaica con la llamada Operación Compass, con la más fina intención de expulsar definitivamente a los invasores de África pues ni siquiera pensaron dejarlos en sus colonias de dicho continente. Ante tal alarmante situación, como era de esperarse, Mussolini, humillado pide ayuda a Hitler, aunque claro discretamente, pues el Führer ya se la había ofrecido antes sin respuesta positiva. Era una división acorazada y soldados bien entrenados, además de tanques, aviones y artillería al mando de Rommel, que allí haría historia. Los italianos soportaron como pudieron hasta la llegada de estos refuerzos. Una vez en tierra, la situación de los valientes anglosajones y sus aliados cambió radicalmente. La Cirenaica no sólo se recuperaría gradualmente sino que los aliados emprenderían una vergonzosa retirada frente a un enemigo muy fuerte y bueno en el combate. No obstante, las ratas del desierto se encargaban de ocasionarle a Rommel todo tipo de retrasos. Éste en su empeño de empujar al grueso de los ejércitos británicos hacia la frontera de Egipto y la Libia italiana, había dejado aislados a los defensores aliados del pequeño puerto de Tobruk, al norte, cuyo territorio asemejaba algo así como una pequeña península, que sin querer, se convertiría en uno de los territorios más disputados de toda la guerra en África y también el que soportaría bombarderos por mar, tierra y aire durante meses.
Churchill se mostró preocupado por la intervención alemana en el norte de África, además, el retroceso de los aliados y el repentino abandono de los suyos en Tobruk ya hacía prever una inminente orden: recuperarla a toda costa. Los ingleses, si bien bajo toda la presión de la guerra, contaban con sus aliados coloniales, algunos franceses libres, los ricos pozos petrolíferos de Medio oriente y todos aquellos países que peleaban en contra del nazismo. Es así que surge la primera operación encargada tanto de hacer retroceder a Rommel en la Cirenaica, como liberar a los indefensos y aislados defensores de Tobruk.
Tres operaciones para liberar el puerto
Ante la presión del primer ministro inglés, Wavell organizo una ofensiva conocida como Operación Brevity, que buscaba los objetivos ya mencionados, dominando Sollun, el paso de Halfaya, el fuerte Capuzzo para luego dirigirse hacia el noroeste, a Tobruk. Se confiaba en que la operación sería un éxito pues los ingleses sabían que Rommel estaba en situaciones similares, sino peores; eso sin tener en cuenta la hipotética superioridad que podrían representar sus fuerzas acorazadas ante la debilidad de las italianas. Ahora bien el llamado Paso de Halfaya estaba defendido por algunas unidades motorizadas alemanas, además de la compañía fascista “Bersaglieri”. Iniciada el 15 de mayo de 1941 la operación no tuvo el éxito esperado, pero no tanto por la resistencia que ofreció el Eje, sino más bien porque entre los aliados cundió la desorganización y descontrol entre las fuerzas terrestres y aéreas, no hubo una exitosa coordinación. Esto le dio tiempo a Rommel de advertir el camino que los aliados intentaban liberar, por lo cual, colocó minas terrestres y movilizó sus tropas para entorpecer más el avance de sus enemigos. Esto y algunas piezas de artillería de 88 mm hicieron perder a los británicos casi 100 tanques, y no pudieron penetrar ni tomar los puntos acordados por la operación, o al menos no por mucho tiempo. El 27 de mayo la ofensiva estaba totalmente desbaratada y los ingleses retrocedieron a sus posiciones iniciales, mientras Tobruk permanecía en espera.
Wavell tuvo que vérselas con Churchill, quién no quiso dar ni un minuto de respiro a su oponente y quiso atacarlo con otra nueva operación ofensiva. Tobruk y sus valientes hombres que resistían el cerco nazi, estaban en la espera. Esta vez el general Noel Beresford Peirse contaría con la 7 División Blindada, además de la 4 División india y el XIII Cuerpo de Ejército, enfrentando a un Rommel algo más confiado, que tenía lista la 15 División Panzer y la 5 División ligera. El plan de ataque aliado era casi igual que el anterior, tomar el Paso del Halfaya y el fortín de Capuzzo, mientras las fuerzas blindadas tomaban el puente de Hafid y a continuación tener una mejor posición de la cual atacar a los tanques nazis. Ahora bien, el hecho de que en aquel lugar estuviese ubicada una unidad tan fuerte como la 15 División Panzer, se debe sencillamente a que Rommel esperaba un golpe igual que el anterior, y no quería sorpresas, por ende, si los aliados, como en efecto sucedió, volvían a intentar adentrarse en la Cirenaica mediante estos puntos, fracasarían estrepitosamente. Colocar a dicha división blindada fue lo más acertado que pudo hacer Rommel por aquel entonces.
La ofensiva se inició el 15 de junio y los británicos sintieron que todo sería un fracaso desde el inicio. Los alemanes movilizaron rápidamente a sus tropas y con los poderosos cañones 88 mm que utilizaban como anti-tanques, pudieron repeler a los aliados. Dos días después la operación estaba otra vez deshecha y desmantelada. De los 20 mil soldados se tuvieron casi mil bajas, pero quizá lo más doloroso fue perder casi 100 tanques más (entre 90 a 91 fue la cantidad), y casi 40 aviones. Los alemanes tuvieron unas 700 bajas, 12 tanques y 10 aviones entre sus pérdidas. Era el desastre para Churchill y Wavell. El primer ministro inglés tuvo que esperar hasta noviembre para lanzar una última ofensiva.
Operación Crusader, la recuperación efímera de Tobruk
Mientras tanto en el puerto de Tobruk se resistía como se podía, y así pasó julio, agosto, septiembre y octubre, para cuando los aliados estuvieron preparados para lanzar un nuevo y poderoso ataque, esta vez con éxito para su fortuna. En realidad, de haberse retrasado un par de semanas más, Rommel hubiese tenido el apoyo necesario para contraatacar primero y la guerra del desierto hubiese tomado un nuevo rumbo, pero las cosas resultaron de otra manera, pues él fue el agredido primero. Luego de las desastrosas operaciones anteriores, Wavell fue reemplazado por Claude Auchinleck. Ahora le tocaría a él dirigir la nueva empresa. El plan era atacar la frontera por el sur, ya no por el Paso de Halfaya, sino por Sidi Omar, haciendo un giro brusco hacia el noroeste en dirección a Tobruk, en el camino claro las divisiones de Rommel serían envueltos y aniquiladas o al menos dispersadas. En esos momentos los de Tobruk deberían lanzarse en un ataque final para así tomar control sobre las colinas de El-Duda y Sidi Rezegh, cortando el abastecimiento alemán por el norte, pero para esto deberían esperar a que las unidades alemanas sean destruidas. Desde el Paso del Halfaya y Sidi Omar los aliados lanzarían también su ataque, muy cerca de la costa.
El inicio del ataque
Empezó casi a las 6 de la mañana del 18 de noviembre de 1941. Un intenso fuego de artillería sacó, literalmente, a los alemanes e italianos de sus camas. Con el ataque, empezaron a cruzar la frontera los tanques y otros blindados. Se tomó Gabr Saleh aquel día, mientras que el 19 se producen batallas entre ítalo-germanos y aliados en todas las partes del frente, con ingentes pérdidas para ambos. El 20, no obstante, gracias al uso masivo de artillería, el avance aliado es detenido, en un punto los ingleses habían estado a escaso 20 km de Tobruk. Los de este puerto deciden atacar para ayudar a sus hermanos en el frente, y se da inicio a un nuevo combate. Para los días siguientes los alemanes gracias a la 15 y 21 División Panzer consiguen aniquilar a varias brigadas aliadas, con ingentes pérdidas en tanques para estos. Por si fuera poco, ante el desbarato y el pánico en las filas británicos, Rommel decide empujarlos hasta la frontera otra vez, y luego, al parecer, se mostraría amenazante avanzando hasta la frontera Egipto, recuperando Sollun, Capuzzo y otros puntos, sólo para girar y acabar con Tobruk de una vez por todas. Los ingleses parecían perdidos.
Para el 24 de noviembre los ingleses habían tenido ya casi 250 blindados destruidos, frente a 126 del Eje, pero el día siguiente se reponen las perdidas con 90 nuevos tanques, cosa que en cambio Rommel no podía recibir. El 25 la batalla continuaba por tierra y cielo, y los ingleses empiezan a ser desgastados por completo. Auchinleck ordena al nuevo general al cargo, Ritchie, atacar con todo lo que tuviese a su disposición. Fue acertado, pues los nazis casi se quedaban sin suministros, los aliados toman el aeródromo en Gambutt y empezaron a avanzar hacia Belhamed y así empezaba la contraofensiva en el frente. Llegó el 26 de noviembre y Rommel estaba en serios aprietos, es más en la madrugada de aquel día su vehículo se había descompuesto y quedó varado en medio del desierto, de no haber sido por que el también entonces perdido general Crüwell lo encontró, lo más probable es que haya caído prisionero de los aliados, luego se encontró un par de veces con ellos, pero consiguió escapar. En el frente los nazis empiezan a retroceder y los neozelandeses dividen en el avance a los Afrika Korps en dos partes, además se toma Sidi Rezegh y El-Duda. Rommel decide también atacar con todo lo disponible y expulsa del primer punto mencionado a los neozelandeses, Tobruk queda otra vez sitiada. Ambos bandos, hasta ahora, habían sido llevados a sus límites y los Afrika Korps acababan de devolver el golpe haciendo tambalear a los aliados, pues los neozelandeses sufrieron la pérdida de dos de sus brigadas.
En realidad, de haber recibido Rommel lo necesario (tanques, aviones, agua y combustible), habría podido dar un contraataque más contundente, pero corría el riesgo de quedar totalmente desabastecido y de ser aniquilado por completo. Ante la protesta italiana decide retirarse ordenadamente dejando Tobruk, finalmente, libre del asedio y con el libre paso para tener comunicación con los aliados que habían luchado por liberarla.
Los alemanes se retiraban, muy débiles, cansados y con ingentes pérdidas, tal cual la de los británicos, pero lo cierto es que ya no podía mantener una línea de defensa en Sollum y Halfaya, mientras los aliados seguían trayendo más recursos humanos y materiales. Rommel, ignorando a Ciano y Cavallero, se decide definitivamente por un retiro táctico. Los blindados alemanes ayudaron a liberar del cerco a algunas unidades del Eje y a apoyarlas y resguardarlas en su retiro. A partir del 6 esto es una realidad y se prolongaría hasta el 30 de diciembre, al menos la Navidad de aquel año no se produjo en medio de grandes combates, pero sí de mucha presión pues los aliados les pisaban los talones a los ítalo-germanos.
Los italianos, si bien son populares por su bajo nivel combativo, esta vez mostraron heroica resistencia, algunas bolsas no se rindieron sino hasta febrero, cuando Rommel retomaba la Cirenaica para sí. De momento éste y los supervivientes retrocedieron hasta El-Agheila, una nueva línea de defensa. Las escaramuzas y pequeños combates aislados se prolongaron hasta fines de diciembre, no se consiguió la destrucción del Afrika Korps, pero sí hacerlos retroceder y retomar contacto con Tobruk. Ambos bandos perdieron gran cantidad de fuerzas, los del Eje cerca de 400 blindados y 850 aviones así como 24 mil muertos y 36500 prisioneros. Sin duda alguna una cifra para el escándalo. Mientras tanto los aliados tenían 19 mil muertos y unos 800 carros de combate destruidos, cifras tampoco nada despreciables.
El asalto final a Tobruk
Rommel no había jugado su última carta, y luego de que, aparentemente los últimos defensores, en Sollum y el Paso de Halfaya se rindieran, en febrero el zorro del desierto da un contraataque, conocida como la batalla de Al-Gazala. Luego de un descanso y de recibir los adecuados refuerzos, Rommel decide envolver a las tropas aliadas de la Cirenaica por el sur, el plan, si bien se encontró con los campos minados aliados y una gran resistencia de los franceses, dio resultados. Rommel, por cierto, se vio obligado a cambiar de plan en plena batalla, pues los resultados iniciales no marcharon muy a su gusto. Es más, alrededor de Bir Hakeim se trabó una batalla muy dura, pero cuando los aliados retrocedieron hasta la frontera egipcia de nuevo, Rommel por fin, decide no esperar más y emprende la embestida a los defensores de Tobruk quienes caen tras un par de días de combates intensos. Para junio de 1942, toda la Cirenaica, incluido el puerto de Tobruk, estaban en manos del Eje, que tanto había costado a Rommel tomar, convirtiéndose en uno de los asedios más prolongados de toda la guerra sobre un punto tan pequeño. Como sea, luego de eso Churchill y su alto mando estuvieron muy preocupados, pues Rommel dirigiría todo su potencial contra Egipto, donde se libraría la última batalla y acaso la más importante del frent
0 comentarios:
Publicar un comentario