La bolsa llevaba subiendo sin parar desde 1924, sin ningún motivo aparente más que la confianza en la bonanza económica, mientras los créditos referenciados a los títulos bursátiles crecía. Se había hecho una gran burbuja financiera que en cualquier momento podía estallar.
En marzo de 1929 aún continuaban las subidas fuertes, sin embargo, comenzaron a circular rumores de que la Reserva Federal preparaba medidas que pudieran paliar posibles recesiones y caídas económicas. Los nervios empezaron a fluir por el parqué. Grandes magnates empezaron a salirse, como Joe Kennedy. El primer varapalo ocurrió el 25 de marzo de 1.929. El índice cayó 9,5 puntos. El martes 26, los nervios estaban desatados y se vendía lo que se podía. Los intereses se dispararon en un día hasta el 20%., sin embargo, Charles Mitchell, utilizó el dinero del Banco de la Reserva Federal para cubrir las ventas y eso frenó la caída e hizo recuperarse la confianza. Aún así, aquel segundo día de pánico, la Bolsa cayó 15 puntos.
El susto se olvidó rapidamente y pronto la Bolsa comenzó a subir de nuevo con fuerza. 118 puntos más subió la bolsa en los 8 primeros meses. Los créditos se disparaban ya hasta los 7.000 millones. En octubre de 1929 la Bolsa parecía cansada, y el viernes 18 el índice cayó 8 puntos. No era más que una caída antes de seguir subiendo, pensaron la mayoría. Todo lo contrario, se aprovecharon los dos días de caída para comprar “más barato”.
El miércoles 23, la Bolsa subió un gran golpe al bajar en una sola sesión 31 puntos (casi un 7%). Aquel día sólo fue un augurio de lo que pasaría al día siguiente: el fatídico y recordado Jueves Negro de Wall Street. Salió tanto papel de golpe que los precios empezaron a caer de forma incontrolada. La Bolsa entró en caída libre; los agentes de Bolsa pedían desesperados garantías para aquellos títulos que se habían comprado a crédito, pero obviamente, nadie podía cubrirlos. Los mismos agentes de Bolsa, para cubrir esas pérdidas, vendían más acciones provocando nuevas bajadas. Varias veces ocurrió durante la sessión ésto, cuando aún se trabajaba a voz en grito en los corros. La sesión fue una auténtica olla de grillos donde los nervios aparecían por el más mínimo contratiempo.
Empezaron a circular rumores de suicidios y la gente de la calle, curiosa, empezó a entrar en las instalaciones o acumularse en la calle. La policía tuvo que intervenir para disperarlos. Aquéllo fue un caos. Pero curiosamente, en un nuevo atisbo de locura bursátil, cuando todos acumulaban pérdidas, aparecieron las primeras comprar. Cinco grandes banco invirtieron en grandes cantidades. Al final de aquel Jueves Negro, la caída fue tan sólo de 12 puntos, apenas nada, pero de por medio, había dejado en la más completa ruina a muchas familias americanas.
Pero la Bolsa se quedó tocada por la desconfianza. El lunes 28 de octubre, la Bolsa cayó 49 puntos pero el que pasó a la Historia fue el Martes Negro. Aquel dia se vendieron más de 16 millones de títulos, el record de ventas, y el índice cayó 43 puntos. No fue solamente aquel dia el que acabó arruinando a bancos, empresas o inversores particulares. Fue aquella sucesión de caídas vertiginosas, las que acumuladas, tumbaron a las grandes fortunas. En pocos días, la Bolsa norteamericana había perdido un 25% de su valor, casi cinco mil millones de dólares de la época.
Y como ocurre en las grandes crisis, si aquel fue el culmen en una sola sesión, no fue ni mucho menos el mínimo que se alcanzó. A mediados de noviembre la Bolsa norteamericana ya había perdido la mitad de su valor. En apenas un mes había pasado de 415 a 224 puntos, y así hasta que su mínimo histórico lo marcó el 8 de junio de 1932, más de 2 años y medios después de continuas bajadas, que dejaron finalmente el índice norteamericano en ¡¡58 puntos!!.
Se descubrieron fraudes (los hechos por quienes pensaban que podian sacar dinero de las empresas, invertirlo, ganar y devolverlo rapidamente a la empresa), hubo familias enteras arruinadas, hubo suicidios masivos, quiebras bancarias, cerraron mas de 4.200 entidades bancarias dejando sin fondos a quienes en ella tenían sus ahorros…
Y como sucede en todas las caídas, finalmente terminó llegando a Sudamérica, Europa, y hasta Australia. Aquella crisis acabó por denostar a Primo de Rivera en España a quien le achacaron la grave crisis económica por la que pasaba España, surgió la República en España; Inglaterra se cerró tras sus fronteras y abandonó el patrón oro; el paro se disparó en Francia e Inglaterra, por ejemplo; el malestar y la crispación social producto de la crisis económica se disparó y en Alemania, un joven soldado austríaco empezó a abrirse paso como símbolo de la salvación económica y el poderío alemán. La inversiones se habían dirigido especulativamente a Estados Unidos y la especulación perjudicó gravemente a Alemania que vio como el paro subía hasta más de 6 millones de personas y poco a poco se fue levantando entre la masa social un odio irracional hacia el capital. De 108.000 carnets nazis en 1929, se pasaron a 800.000 tres años después.
Auqle huracán llamado crack del 29 en Nueva York había desencadenado la mayor crisis europea y mundial que se recuerda en el siglo XX. Hitler había nacido al mundo, y con él, poco después la Segunda Guerra Mundial.
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