BATALLA DE BAILÉN ( III Y ÚLTIMA )

jueves, 30 de julio de 2009

Octavo acto. 12:00 horas: Cuarto asalto. Tercer ataque francés al centro español.

Hacia el mediodía, Vedel seguía sin aparecer y la amenaza de Castaños seguía en la mente de Dupont, por lo que éste intentó un nuevo y desesperado ataque. Retiró los dos batallones de la 3ª Legión de las fuerzas de Pannetier que estaban desplegadas frente al ala derecha española y las colocó en el flanco izquierdo de su línea de ataque. En el flanco derecho colocó el 2º Batallón de Regimiento Suizo nº 4, un batallón de la 4ª Legión y los efectivos de la Brigada Suizo-Española del general Schramm. En el centro de su línea de ataque colocó los 400 Marinos de la Guardia; detrás de ellos los dos batallones que quedaban de la Brigada Chabert. A ambos lados de la línea colocó los 100 jinetes que quedaban de la Brigada Dupré, cincuenta a cada lado. Delante de la formación se colocaron el general Dupont y el resto de los generales.

Los franceses avanzaron bajo un calor de 40 grados a la sombra y un diluvio de balas y metralla. Su columnas quedaron pronto muy diezmadas y comenzaron a flaquear. Tan solo los Marinos de la Guardia dieron muestras de firmeza, pues avanzaban impertérritos hacia los españoles y cerrando sus filas. Fue entonces cuando el general Dupont recibió un balazo en la cadera y se le vió vacilar en su caballo. Los infantes franceses se detuvieron creyendo muerto a su general y comenzaron su retirada hacia el olivar de la Cruz Blanca. Los Marinos de la Guardia se vieron forzados a retroceder a su vez para no quedarse aislados. Por su parte, los suizos de la Brigada Rouyer chocaron contra la unidad española que tenían frente a ellos, que resultó ser el Regimiento Réding nº. 3, por lo que se negaron a pelear y confraternizaron con sus camaradas. Posteriormente, mientras tenían lugar las negociaciones de rendición de Dupont, se pasarían a los españoles 1.380 soldados suizos, mientras que los oficiales de ambos regimientos y 308 soldados permanecieron con los franceses y fueron contados entre los prisioneros.

Noveno acto. 13:00 horas: Dupont solicita a Réding suspender el combate.

Sobre la una del mediodía los soldados franceses estaban totalmente extenuados; ni los oficiales podía ya organizarlos. Dupont tan solo disponía de unos 2.000 soldados en condiciones de combatir: los dos batallones de la Guardia de París, los jinetes de la Brigada Privé y los Marinos de la Guardia. Por su parte, Vedel seguía sin aparecer; la amenaza de Castaños seguía latente, y la línea española desplegada frente a Dupont seguía entera y compacta, sin ninguna fisura. En esto el destacamento volante de Cruz Mourgeón apareció por la retaguardia de los franceses a la altura del poblado del Rumblar.

Dupont desistió de seguir luchando. Envió a su ayudante, el capitán de Villouters, a solicitar al general Réding suspender el combate y paso libre a través de Bailén. Réding aceptó a lo primero, pero se negó a lo segundo y le informó que debía consultar con el general Castaños, para lo cual el capitán sería acompañado por los coroneles D. Antonio de la Cruz y D. Francisco Copons hasta Andújar en busca de Castaños.

Sobre las dos de la tarde apareció en el puente del Rumblar la vanguardia de la columna que Castaños había enviado desde Andújar para perseguir a Dupont. Eran 9.375 hombres y 12 cañones de la División Lapeña y parte de la División Jones, al mando del primero. Este fue informado de la suspensión del combate y tomó posiciones tras el Rumblar, dominando por completo las tropas de Dupont.

A esa hora dieron comienzo las negociaciones entre franceses y españoles para lograr la rendición de las tropas francesas.

Décimo acto. 17:00 horas: Aparición y ataque de Vedel.

A las cinco de la tarde del día 19 de julio el general Vedel llegó procedente de La Carolina y Guarromán. Había realizado el camino de regreso con una lentitud increible, de tal modo que, a pesar de oir los disparos de cañón y fusilería, nunca creyó que su superior estuviese en problemas. Cuando sus exploradores le informaron de la situación, se dispuso a atacar los cerros del Ahorcado y San Cristobal según el siguiente dispositivo:

  • Una columna formada por el 1er. Batallón de la 5ª Legión y el 1er. Batallón del 3er. Regimiento Suizo, ambos de la Brigada Poinsont, atacaría el Cerro de San Cristóbal.

  • Otra columna formada por los batallones 2º y 3º de la 5ª Legión de la misma brigada atacarían el Cerro del Ahorcado.

  • El 6º Regimiento Provisional de Dragones, al mando del General Boussart, rodearía el Cerro del Ahorcado para cortar la retirada a sus defensores.

  • Los tres batallones de la 1ª Legión permanecerían en reserva.

Antes de dar la señal de ataque se presentaron con bandera blanca ante Vedel dos oficiales españoles para darle cuenta del alto el fuego existente entre Dupont y Réding. Vedel concedió quince minutos a su ayudante, comandante Meunier, para que confirmara la noticia del propio Dupont. Evidentemente el plazo era muy corto, y Vedel ordenó atacar. El combate duró escasamente media hora y se desarrolló de la siguiente manera:

  • Los españoles del Cerro del Ahorcado, que habían sido reforzados por Réding con dos cañones y una compañía de zapadores, estaban confiados por el alto el fuego existente. Habían formado pabellones y estaban descansando. Fueron rodeados por los franceses y los 1.600 españoles desplegados en el Cerro tuvieron que rendirse.

  • Los españoles del Cerro de San Cristóbal, que habían sido reforzados con el Regimiento de Órdenes Militares y las compañías de granaderos del Regimiento de Línea de Jaén, rechazaron a los asaltantes mediante un vigoroso contraataque a la bayoneta.

A las seis de la tarde se presentó ante Vedel el capitán Barbarín, ayudante de Dupont, con la orden de suspender las acciones contra los españoles, dandose con ello por terminada la batalla de Bailén.

Durante la batalla la artillería española desmontó catorce piezas enemigas.

Las bajas francesas se evaluaron en 2.200 muertos y 400 heridos. Entre los muertos destaca el general Dupré, jefe de la Brigada de Cazadores.

Los españoles perdieron 243 muertos y 735 heridos. Entre los muertos se contaron los siguientes jefes y oficiales:

  • Coronel D. Antonio Moya, jefe del Regimiento de Jaén.
  • Teniente Coronel D. Francisco Cornet, jefe del Regimiento de Caballería Farnesio.
  • Capitán D. Carlos Sevilla, del Regimiento de Jaén.
  • Capitán D. Gregorio Prieto, del Regimiento de Caballería Farnesio.
  • Capitán D. Alonso González, del Regimiento de Caballería de España.
  • Capitán D. Miguel de Sanjuán, del Regimiento de Caballería de España.
  • Teniente D. Joaquín Tornos, del Regimiento de Caballería Farnesio.
  • Oficial D. Gregorio Prieto, del Regimiento de Caballería Farnesio.
  • Ayudante D. José Daguino, del Regimiento de Caballería Farnesio.
  • Ayudante D. Antonio Angulo, del Regimiento de Caballería Farnesio.
  • Subteniente D. José Ariza, de Provinciales.
  • Subteniente D. Natalio Garrido, de Provinciales.
  • Subteniente D. Nicolás Muñoz, de Provinciales.
  • Cadete D. José Demblans, del Regimiento de Órdenes Militares.


CONSECUENCIAS

La derrota de Dupont se concertó en las Capitulaciones de Andújar, firmadas entre Castaños y Dupont el 22 de julio, por las que las fuerzas francesas que combatieron en Bailén quedaban prisioneras de guerra, y las divisiones de Vedel y Dufour se obligaban a dejar las armas en el terreno, debiendo todas las fuerzas de Dupont marchar hacia el sur de Andalucía, donde se las repatriaría hacia Francia. Con esto se evitaba que su rendición se hiciese hacia Madrid, donde podían volver a combatir de nuevo contra los ejércitos españoles que allí se afanaban contra el francés.

Entre los días 22 y 24 de julio se consumó la rendición de las tropas francesas, y el día 28 de julio se presentó oficialmente en Madrid el capitán De Villoutreys con una escolta de caballería española portando una copia de las Capitulaciones de Andújar. Como consecuencia de la derrota de Dupont, el rey José evacuó Madrid el 1 de agosto de 1808, iniciándose la retirada francesa hacia la línea del río Ebro y dando fin a la primera campaña de 1808.

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