Cronología del Real Monasterio De San Lorenzo De El Escorial
- 1557. Victoria sobre los franceses en la batalla de San Quintín.
- 1558. El empreador Carlos V muere en Yuste, cambiando en su testamento su deseo de ser enterrado en Granada por la petición a su hijo de ser enterrado en un edificio creado ex novo. Felipe II designó una comisión multidisciplinar (médicos, arquitectos, canteros, etc.) para buscar el emplazamiento más idóneo en la Sierra de Guadarrama, el centro geográfico de la Península Ibérica.
- 1559. El 15 de julio el rey nombró arquitecto real a Juan Bautista de Toledo desde Gante y le encomendó la dirección de todas las obras de la Corona.
- 1561. Este año fue clave para la historia de El Escorial:
- El monarca trasladó la capital de España de Toledo a Madrid.
- Encomendó el Monasterio de El Escorial a los monjes jerónimos. Tradicionalmente, la monarquía hispánica ha estado muy vinculada a la Orden de San Jerónimo.
- Eligió un lugar cerca de Madrid, en las inmediaciones de la Fuente de Blasco Sancho, próxima a El Escorial —entonces una pequeña aldea de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia— para construir el edificio. El paraje disponía de abundante caza y leña, aguas de buena calidad y canteras en las próximidades.
- 1562. Felipe II comenzó a adquirir los terrenos colindantes para hacer del entorno del Monasterio un híbrido de territorio de realengo y abadengo, donde se pudieran compatibilizar los usos recreativos, agropecuarios y cinegéticos.
- 1563. En febrero se sumaron al proyecto, en calidad de adjuntos, Juan de Herrera y Juan de Valencia. El 23 de abril, festividad de San Jorge, se colocó la primera piedra del Monasterio, en los cimientos del refectorio del convento, bajo la silla del Prior, en la fachada meridional.
- 1567. Felipe II firmó el 22 de abril la Carta de Fundación y Dotación del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Pocos días después, el 19 de mayo, tras la finalización de la fachada del Jardín de los Frailes, gran parte de las dependencias del Monasterio y el Patio de los Evangelistas, moría Juan Bautista de Toledo.
- Entre 1567 y 1569, la dirección del proyecto palaciego y monacal quedaba en manos de Gian Battista Castello El Bergamasco, autor de la escalera principal.
- 1572. Juan de Herrera, con un protagonismo cada vez más creciente, asumió la reorganización del proyecto.
- 1575. El maestro cantero cántabro Juan de Nates colaboró junto a Diego de Sisniega y Francisco del Río en las obras.
- 1576. Herrera fue designado arquitecto real, trazador principal, matemático e ingeniero de las obras de la Corona, incluidas las del Monasterio. A partir de la Traza Universal diseñada por Juan Bautista de Toledo, planteó soluciones que, como explicó en 1966 el arquitecto Fernando Chueca Goitia, tendían hacia la simplificación y geometrización del edificio. Las principales variaciones sobre la solución original fueron la construcción de una planta más en la fachada principal, que regularizaba la primera solución escalonada, la reducción del número de torres de sus fachadas y el cierre del Patio de Reyes con la "doble fachada" de la iglesia, donde se situó la Biblioteca Real.
- 1584. Se colocan en la portada de la Basílica las estatuas de David y Salomón. El 13 de septiembre se dieron por finalizadas oficialmente las obras, a pesar de no estar concluida la Real Basílica, que culminó en 1586, después de once años de construcción, bajo la dirección de Francisco de Mora.
- 1814. Superados los avatares de la Guerra de la Independencia, que supuso para el Monasterio el saqueo y la exclaustración, regresan los monjes de la Orden Jerónima.
- 1820. Con el restablecimiento de la Constitución de 1812 y el arranque del Trienio Liberal, vuelven a abandonar el Monasterio la mayoría de los monjes, que se reintegran en 1824.
- 1837. Partida de los 150 monjes jerónimos, el 1 de diciembre, tras entrar en vigor las leyes desamortizadoras de los bienes eclesiásticos. Posteriormente, tras un fallido intento de restauración, se crea un patronato de capellanes seculares.
- 1869. Los Padres Escolapios se ocupan del colegio. Entre 1872 y 1875 se hacen cargo también de la custodia del Monasterio.
- 1885. Luego de otro intervalo de capellanes seculares, el rey Alfonso XII hace entrega del Monasterio Orden de San Agustín. Los Agustinos moran en el Monasterio hasta la actualidad.
Las causas fundacionales
"...nadie ve El Escorial sin Ilenarse de gloria, de orgullo nacional (...), él recuerda el poder, la riqueza, la civilización, los vastos conocimientos e influjo de esta gran nación en el siglo XVI (..), él escita la admiración y aun la envidia de las Naciones extranjeras." |
(José Quevedo). |
El Monasterio de San Lorenzo De El Escorial fue promovido por Felipe II, entre otras razones, para conmemorar su victoria en la batalla de San Quintín, el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo. Esta batalla marcó el inicio del proceso de planificación que culminó con la colocación de la primera piedra el 23 de abril de 1563, bajo la dirección de Juan Bautista de Toledo. Le sucedió tras su muerte, en 1567, el italiano Gian Battista Castello El Bergamasco y, posteriormente, su discípulo Juan de Herrera. La última piedra se puso 21 años después, el 13 de septiembre de 1584.
El edificio surge por la necesidad de crear un monasterio que asegurase el culto en torno a un panteón familiar de nueva creación, para así poder dar cumplimiento al último testamento de Carlos V de 1558. El Emperador quiso enterrarse con su esposa Isabel de Portugal y con su nueva dinastía alejado de los habituales lugares de entierro de los Trastamara.
Tampoco podemos desdeñar otras razones para fundar el Monasterio de El Escorial, como la celebración de la primera victoria de Felipe II como rey, la afrenta que la mención a San Quintín -situada a apenas quince kilómetros de París- suponía hacia Francia, la veneración al martir español San Lorenzo, en aquellos tiempos en que la Reforma atacaba el culto a los Santos y a las reliquias, o la necesidad de crear un centro unificador de la Nueva Fe que surgía del Concilio de Trento.
Orígenes de su planta
Juan Bautista de Toledo fue llamado a España por Felipe II para realizar toda una serie de obras de gran importancia para la realeza española. Una realeza que tendrá a partir de ahora una nueva concepción del estado moderno y para la que será necesaria la creación de un nuevo edificio que la represente. Juan Bautista será considerado el primer arquitecto del Monasterio de El Escorial y sus trazas sentarán las bases de lo que posteriormente será el lenguaje herreriano.
Las primeras trazas
En primera instancia se observa que las primeras trazas que se conservan de Juan Bautista de Toledo proponían un edificio con una imagen muy diferente al que se construyó definitivamente: torres en la mitad de la fachadas laterales (las huellas de la Torre de la Biblioteca aún son visibles en la fachada que da al Jardín, ya que se construyó en vida de Juan Bautista) y dos torres más en la portada principal, donde el Patio de Reyes quedaba abierto y dejaba ver en el fondo la portada de la Basílica. Sabemos por la documentación que se conserva de los priores del convento que al principio se preveían sólo cincuenta monjes en lugar de los cien finales, por lo que el proyecto original tenía una altura menos en la parte delantera.
En cuanto a la planta de la iglesia, el diseño se resolvía con unas naves de menores dimensiones de las actuales rematadas con una capilla de ábside semicircular. No estando contento Felipe II con esta solución hará llamar a Francesco Paciotto que le aconsejará al monarca que el templo tenga el ábside plano. Finalmente el artífice de la solución definitiva fue Juan de Herrera, que construyó un templo cuadrado basado en la planta del Vaticano sobrepuesto a una planta basilical tradicional con el altar al final de la nave principal. A Herrera también se debe la imagen unitaria de las fachadas con menos torres y sin escalonamiento, lo que contribuyó a la potente imagen final del edificio.
La planta definitiva del edificio, con sólo cuatro torres en las esquinas y el Palacio Real haciendo de «mango», recuerda la forma de una parrilla, por lo que tradicionalmente se ha afirmado que se escogió esta traza en honor a San Lorenzo, martirizado en Roma en una parrilla, ya que el 10 de agosto de 1557, día de la festividad del santo, tuvo lugar la batalla de San Quintín. De ahí el nombre del conjunto y de la localidad creada a su alrededor.
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