El Escorial ( II y último)

martes, 1 de septiembre de 2009









Antecedentes monásticos

Fernando Chueca Goitia explicó la disposición general del edificio dando gran importancia a la comprobada intervención de la orden jerónima en las primeras trazas de la obra, de la que resultaría un núcleo conventual de la iglesia y el claustro principal. La principal contribución de Juan Bautista de Toledo habría sido integrar los palacios privados y públicos en un esquema simétrico renacentista. Este esquema de palacio real adosado a un monasterio era costumbre entre los monarcas hispanos medievales, que lo usaban en los monasterios que usaban para retiros, lutos y descansos. Podemos encontrar muchos antecedentes, como Santo Tomás de Ávila, Guadalupe, Poblet, Santa Creus o Yuste, entre muchos otros. Actualmente existe un convento de la Orden de San Agustín en el Monasterio.

Modelos bíblicos: el Templo de Salomón

En realidad el origen arquitectónico de su planta es muy controvertido. Dejando a un lado la feliz casualidad de la parrilla, que no apareció hasta que Herrera cerró la fachada principal con la «falsa fachada» de la biblioteca y eliminó seis de las torres, la planta parece estar basada más bien en las descripciones del Templo de Salomón de la Biblia y del historiador judeo-romano Flavio Josefo. Esta idea debió ser modificada por las crecientes necesidades del convento y las funciones que Felipe II quiso que albergara el edificio (panteón, basílica, convento, colegio, biblioteca y palacio), por lo que tuvo que duplicarse las dimensiones iniciales del proyecto. Las estatuas de David y Salomón flanquean la entrada a la basílica recordando el paralelismo con el guerrero Carlos V y el prudente Felipe II. Del mismo modo, el fresco de Salomón se sitúa en el centro de las bóvedas de la Biblioteca mostrando su imagen de mayor sabiduría: el famoso episodio con la Reina de Saba.

Secciones del edificio

Fachada oeste del Monasterio de El Escorial.
La Biblioteca.
Fachada de la Basílica.
Estatuas de Salomón y David en el centro de la fachada
Cimborrio y cúpula de la Basílica.
Patio de los Evangelistas.
Frescos en la escalera principal.
Una de las Salas Capitulares
Frescos en la Sala de las Batallas.

Las principales secciones en que se puede dividir el Real sitio son:

Biblioteca

A la cual Felipe II cedió los ricos códices que poseía y para cuyo enriquecimiento encargó la adquisición de las bibliotecas y obras más ejemplares tanto de España como del extranjero, fue proyectada por el arquitecto Juan de Herrera que, además de la misma, se ocupó de diseñar las estanterías que contiene. Los frescos de las bóvedas fueron pintados por Pellegrino Tibaldi. Dotada de una colección de más de 40.000 volúmenes y de extraordinario valor, ubicada en una gran nave de 54 metros de larga, 9 de ancha y 10 metros de altura con suelo de mármol y estanterías de ricas maderas nobles primorosamente talladas. Arias Montano elaboró su primer catálogo y seleccionó algunas de las obras más importantes para la misma. En 1616 se le concede el privilegio de recibir un ejemplar de cada obra publicada aunque nunca se llegó a cumplir de una forma demasiado rigurosa.

La bóveda de cañón del techo de la biblioteca está decorada con frescos representado las siete artes liberales, esto es: Retórica, Dialéctica, Música, Gramática, Aritmética, Geometría y Astrología. Entre los estantes de libros se colgaron retratos de diversos monarcas españoles, entre ellos el famoso Silver Philip (Retrato de Felipe IV (1635) con traje marrón y plata) pintado por Velázquez (ahora en la National Gallery de Londres).

Palacio de Felipe II

Formado por una serie de estancias decoradas con austeridad, fue el lugar de residencia del rey Felipe II. Situada junto al altar mayor de la Basílica, cuenta con una ventana que permitía al rey seguir la misa desde la cama cuando estaba imposibilitado a causa de la gota que padecía.

Basílica

Precedida por el Patio de los Reyes, es el verdadero núcleo de todo el conjunto, en torno al cual se articulan las demás dependencias.

Sala de las Batallas

Donde en pinturas al fresco se representan las principales batallas ganadas por los ejércitos españoles.

Cripta

Fue construida por Juan Gómez de Mora según planos de Juan Bautista Crescenzi. Consta de 26 sepulcros de mármol donde reposan los restos de los reyes y reinas de las casas de Austria y Borbón, excepto Felipe V y Fernando VI, que eligieron La Granja de San Ildefonso y las Salesas Reales respectivamente.

Faltan también, por tanto, los restos de los reyes Amadeo I, de la casa de Saboya, y José I Bonaparte, enterrados en la Basílica de Superga de Turín y en Los Inválidos de París, respectivamente.

También reposan los restos de las reinas consortes que son madres de rey. Además del único rey consorte que ha habido en España, Francisco de Asís de Borbón, esposo de Isabel II.

Salas capitulares

Destinadas actualmente a pinturas, eran las salas donde los monjes celebraban sus Capítulos, especie de confesiones mutuas para mantener la pureza de la congregación. Desde tiempos de Velázquez, que intervino en su decoración, albergaron importantes pinturas. A pesar del traslado de muchas al Museo del Prado, actualmente se exhiben varias tan importantes como La Última Cena y un San Jerónimo de Tiziano y La túnica de José de Velázquez. En febrero de 2009, se ha vuelto a colgar en esta zona un Martirio de san Sebastián de Van Dyck, recuperado dos siglos después de su sustracción durante la invasión napoleónica.

Pinacoteca

Formada por obras de las escuelas alemana, flamenca, veneciana, italiana y española, de los siglos XV, XVI y XVII. Incluye diversas obras de Pieter Coecke, pintor predilecto de Felipe II, así como de El Bosco, la famosa Crucifixión de Rogier van der Weyden y una Adoración de los pastores de Tintoretto. En otra sala, conocida como Iglesia Vieja, se exhibe El Martirio de san Lorenzo, de Tiziano, que Felipe II encargó para el retablo principal de la basílica pero que se descartó por su colorido oscuro, poco visible a cierta distancia.

Museo de Arquitectura

En sus once salas se muestran las herramientas, grúas y demás material empleado en la construcción del monumento, así como reproducciones de planos y documentos relativos a las obras, con datos muy interesantes sobre las mismas.

Jardines de los Frailes

Mandados construir por Felipe II, que era un amante de la naturaleza, constituyen un lugar ideal para el reposo y la meditación. Manuel Azaña, que estudió en el colegio de los frailes agustinos de este monasterio, lo cita en sus Memorias y en su obra El jardín de los frailes. Lugar de entretenimiento y estudio de los alumnos.

Relicarios

Siguiendo uno de los preceptos aprobados por el Concilio de Trento referente a la veneración de los santos, Felipe II dotó al Monasterio de una de las mayores colecciones de reliquias del mundo católico. La colección se compone de unas 7.500 reliquias, que se guardan en 507 cajas o relicarios escultóricos trazados por Juan de Herrera y la mayoría construidos, por el platero Juan de Arfe y Villafañe. Estos relicarios adoptan las más variadas formas: cabezas, brazos, estuches piramidales, arquetas etc. Las reliquias fueron distribuidas por todo el Monasterio concentrándose las más importantes en la Basílica. En el lado del Evangelio, bajo la protección del Misterio de la Anunciación de María, se guardan todos los huesos de las santas y mártires. En el lado opuesto, en el Altar de San Jerónimo, se sitúan los restos de los santos y mártires. Los restos sagrados se guardan en dos grandes armarios, decorados por Federico Zúccaro, que se encuentran divididos en dos cuerpos; se pueden abrir por delante, para ser expuestos al culto, y por detrás, para poder acceder a las reliquias..

0 comentarios: