MADRID, 3 May. (EUROPA PRESS) -
En 1895, la hermana de un paleontólogo excéntrico llamado Franz Baron Nopcsa descubrió pequeños huesos de dinosaurio en su finca familiar de Transilvania. Nopcsa los interpretó como restos de animales enanos que habían vivido en una isla. Entre estos se encuentra un número de huesos pertenecientes a un dinosaurio saurópodo que Nopcsa denominó Magyarosaurus Dacus, en honor a su país de origen.
En la actualidad, un equipo de científicos dirigido por el profesor Koen Stein y el doctor Martin Sander, de la Universidad de Bonn, decidió cortar los huesos fósiles de estos dinosaurios enanos y estudio de su microestructura. "Es asombroso que la microanatomía de estos huesos se ha conservado para que la estudiemos después de 70 millones de años", dice Stein, quien realizó la investigación como parte de sus estudios de doctorado. "El hueso es un tejido vivo, y en la vida de un animal está en constante transformación".
Los humanos, por ejemplo, han reabsorbido completamente su esqueleto y lo reconstruyeron en el momento en que se desarrollaron por completo. Esto también ocurrió en los dinosaurios saurópodos. "Hemos sido capaces de distinguir estas características en la reconstrucción del Magyarosaurus, que demuestran que el pequeño dinosaurio fue un animal completamente desarrollado, pese a su tamaño", no mayor al de un caballo, explica Koen Stein.
UN ENANO ENTRE GIGANTES
Con los años, los paleontólogos han debatido con frecuencia la cuestión de si el Magyarosaurus era un enano. Martin Sander, portavoz del Grupo de Investigación en Biología de Saurópodos financiado por la DFG (Deutsche Forschungsgemeinschaft) señala: "Un animal del tamaño de un caballo no puede parecer como un enano a la mayoría de la gente, pero, en términos de saurópodos, es pequeña"
Cuando Magyarosaurus fue descubierto en Transilvania (entonces parte del Imperio Austro-Húngaro), el paleontólogo Nopcsa avanzó la idea de que Magyarosaurus era un enano aislado, pero no pudo demostrarlo en aquel entonces, a principios del siglo 20. Muchos descubrimientos han indicado que su teoría podría ser correcta, especialmente los fósiles de elefantes enanos y los hipopótamos se encuentran en las islas del Mediterráneo, como Sicilia, Malta y Chipre.
Sin embargo, los científicos primero llevaron a cabo una teoría diferente. En las décadas siguientes, otros investigadores encontraron grandes huesos de saurópodos Transilvania. Por lo tanto, se concluyó que Magyarosaurus era simplemente un joven, mientras que los huesos más grandes vinieron de los adultos que estaban bien desarrollados.
El estudio que ahora publica 'Proceedings' proporciona pruebas concluyentes de que la corazonada de Nopcsa corazonada era cierta. "Nuestro estudio demuestra que los dinosaurios en islas estaban sujetos a los mismos procesos ecológicos y evolutivos que dan forma a los mamíferos modernos", explica Martin Sander.
"También pudimos demostrar que los huesos más grandes se encuentran en la zona que pertenecen a una especie de dinosaurios diferentes." Ya procedan de animales que nadaron hasta la isla desde el continente o de grandes antepasados del Magyarosaurus, sigue siendo un secreto envuelto en las brumas del tiempo prehistórico.
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