Una nueva especie de homínido descubierta en Sudáfrica podría ser el vínculo evolutivo entre el simio y el hombre moderno, afirma un equipo internacional de investigadores.
Los científicos encontraron fósiles de dos esqueletos de unos dos millones de años de antigüedad, un joven y una hembra adulta, de una especie hasta ahora desconocida y que ha sido llamada Australopithecus sediba.
Los esqueletos fueron hallados en la región de Malapa, a 40 kilómetros de Johannesburgo, en un lugar conocido como la "Cuna de la Humanidad".
Tal como señalan los investigadores en la revista Science, este homínido podría pertenecer a la etapa de la evolución que ocurrió entre los simios y el hombre moderno.
"Creo que éste es un buen candidato para pertenecer a la especie de transición entre el hombre mono africano, el Australopithecus africanus y el Homo habilis, o incluso podría ser un antepasado directo del Homo erectus", expresó el profesor Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica, quien dirigió el estudio.
Especie de transición
Se cree que los Australopithecus, un grupo de homínidos primates que surgieron en África hace unos 3,9 millones de años, gradualmente evolucionaron hasta convertirse en la primera especie de los Homo.
Con el paso del tiempo, los australopitecos -que se desplazaban de forma bípeda- fueron perdiendo sus características de primates, comenzaron a caminar erguidos y su capacidad cerebral fue incrementándose.
Hace unos 2,5 millones de años comenzó a aparecer el Homo habilis, la primera especie descrita como "distintivamente humana".
Y aunque sólo se han encontrado unos pocos ejemplares de esta especie, se desconocía cómo había ocurrido la evolución entre el australopiteco y el Homo habilis.
Los nuevos fósiles, creen los científicos, podrían pertenecer a esta especie de transición.
El Australopithecus sediba tenía brazos largos, como un simio, y manos cortas pero fuertes. También contaba con una cadera muy avanzada y piernas largas con las que podría dar grandes zancadas y posiblemente correr como el humano.
"Calculamos que ambos individuos tenían unos 1,27 metros de altura, aunque el joven ciertamente pudo haber crecido más", dijo el profesor Berger.
"La hembra probablemente pesaba unos 33 kilogramos y el joven unos 27 kilos en el momento de su muerte".
Australopiteco, no Homo
El científico agrega que el tamaño del cerebro del joven era de entre 420 y 450 centímetros cúbicos, lo cual es pequeño si se compara con el cerebro humano de entre 1.200 y 1.600 centímetros cúbicos.
Pero la forma de sus cerebros parece más avanzada que la de los australopitecos.
Sin embargo, el equipo del profesor Berger decidió no clasificar a esta especie como Homo porque "los fósiles tienen una forma corporal general similar a la de otros australopitecos".
"Tienen ciertas características en el cráneo y la pelvis que son similares a las del género Homo. Sin embargo, dado el pequeño tamaño de su cerebro y su forma corporal similar a la del australopiteco, el equipo pensó que mantener a esta especie en el género Australopithecus era la decisión más prudente", expresaron los autores.
Además de los esqueletos -que los científicos dataron en aproximadamente 1,9 millones de años- se encontraron restos de un "dientes de sable", un antílope, ratones y conejos.
Todos quedaron conservados en una sustancia dura similar al concreto, conocida como sedimento calcificado clástico, que se formó en el fondo de lo que parece ser un lago subterráneo o una piscina.
En la investigación participaron unos 60 científicos de todo el mundo.
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