45 Hipótesis acerca de la Extinción de los Dinosaurios.(II)

sábado, 13 de junio de 2009

3. La extinción de fines del mesozoico.

Hacia fines del período Cretáceo, tras unos 150 años de evolución, proliferaban los dinosaurios, de los cuales existían numerosos tipos, variados y exitosos. Pero diez millones de años después habían desaparecido, como consecuencia de una crisis que se produjo a fines del Cretáceo, una catástrofe biológica de grandes proporciones, que ocurrió hace 65 millones de años, dando término a la era Mesozoica. ¿Cómo pudo extinguirse un grupo como el de los dinosaurios, que había dominado la Tierra durante 165 millones de años? Esta crisis no solamente afectó a los dinosaurios, también se extinguieron otros grupos importantes, como los reptiles voladores (pterosaurios), los reptiles marinos (plesiosaurios, mosasaurios, cocodrilos marinos e ictiosaurios), un gran número de organismos planctónicos, entre ellos la mayoría de los foraminíferos (protozoos marinos provistos de complejos exoesqueletos) y moluscos como los ammonitoideos, belemnites y rudistas (bivalvos formadores de arrecifes).

La extinción masiva de fines del Cretáceo se conoce como "el episodio C/T" (de Cretáceo y Terciario). Según David Raup y John Sepkoski afectó a casi el 75% de las especies, entre ellos el 90% de los géneros de protozoos y algas acuáticos. Según Thierstein y Russell desapareció entre el 44% y el 49% de las especies planctónicas, entre el 15% y el 25% de las del fondo marino, 14% de las de aguas continentales y 20% de las terrestres.

Entre los grupos que sobrevivieron se encuentran los reptiles actuales (tortugas marinas y terrestres, tuatara, lagartos, serpientes y cocodrilos), peces, aves, los insectos, moluscos y los mamíferos. No sobrevivió ningún vertebrado terrestre de más de 25 kg. El efecto sobre la vegetación fue variado: las más afectadas fueron las angiospermas, las coníferas algo menos, los musgos y helechos fueron poco afectados. aunque no fue la mayor crisis en la historia de la vida sobre la Tierra, ha fascinado a los investigadores, quienes aún no se ponen de acuerdo sobre sus causas.

4. Gradualismo y catastrofismo.

Durante el primer tercio de este siglo y luego especialmente en la década de 1950, paleontólogos como Norman Newell y George G. Simpson recopilaron la información disponible acerca de las extinciones masivas y comenzaron a teorizar sobre sus posibles causas. Actualmente alrededor de unas 500 personas, entre paleontólogos, geólogos, geofísicos y astrofísicos, están tratando de resolver el problema de la gran extinción de fines del Cretáceo. En los últimos tiempos se publicaron cientos de informes anualmente y periódicamente se efectúan congresos científicos sobre el tema. No hay por qué pensar que la extinción de los dinosaurios debió obedecer a una causa única, es posible que se hayan conjugado varios factores, quizás si todos ya descubiertos o quizás algunos no hayan sido aún imaginados.

Las explicaciones científicas pueden clasificarse en aquellas que apelan a factores internos, propios de la biología de los dinosaurios, y las que apelan a factores externos, y estas últimas se pueden dividir en endógenas (causas terrestres) y exógenas (causa externa a nuestro planeta). De acuerdo a la rapidez de la extinción se clasifican en hipótesis catastrofistas (extinción súbita) y gradualistas (proceso de extinción gradual).

El modelo gradualista de extinción postula un lento declive debido a cambios climáticos y vegetacionales a largo plazo, de manera que los hábitats subtropicales fueron reemplazados por bosques templados, produciéndose amplias variaciones climáticas estacionales. Los cambios ambientales habrían favorecido a los mamíferos y aves. En favor del modelo gradualista se aportan pruebas paleontológicas y estratigráficas. El principal argumento en apoyo del modelo gradual es que hacia fines del Mesozoico los climas estaban cambiando lentamente, tal vez como consecuencia de la variación del nivel del mar, y había desaparición de hábitats adecuados. Numerosos paleontólogos y geólogos aceptan esta conclusión, porque estudios detallados realizados en ciertas cuencas sedimentarias parecen demostrar una decadencia de los dinosaurios a largo plazo, así como la de muchos otros grupos que desaparecieron en la misma época, entre ellos pterosaurios, grupos de aves, mamíferos, plesiosaurios, ictiosaurios, mosasaurios, ammonites y belemnites. Apoya a esta teoría la evidencia de que subieron los niveles del mar hacia el final del Cretáceo, inundando zonas costeras, y los climas se habrían hecho más templados. Leigh Van Valen y Robert Sloan han señalado que la exuberante vegetación subtropical de la época de los dinosaurios pareció dar paso a los bosques templados de coníferas en el transcurso de unos 5 a 10 millones de años, coincidiendo con la decadencia de los dinosaurios y la prosperidad de los mamíferos.

Robert Sloan y Robert Sullivan plantean que la declinación de los vertebrados terrestres, particularmente de los dinosaurios, comenzó gradualmente antes del fin del Cretáceo, y que se produjo un lento aumento de las tasas de extinción de los vegetales en el Hemisferio Norte, debido a un enfriamiento climático. Un estudio realizado en 1987 por Robert Sullivan pareció confirmarlo a escala global. Descubrió que la diversidad de los dinosaurios disminuyó desde 16 familias a 9 durante los diez últimos millones de años del Cretáceo. Sin embargo, sus conclusiones se han criticado debido a que no se puede hacer una datación tan exacta como la que señala, la correlación mundial es muy insegura y tampoco se puede establecer con certeza la cantidad de especies presentes.

En el área de Hell Creek, al noroeste de Montana, Robert Sloan, de la Universidad de Minnesota, con un grupo de paleontólogos, describieron en 1986 una comunidad de mamíferos de aspecto paleoceno que existió entre 40.000 y 10.000 años antes del paso del Cretáceo al Paleoceno. Efectuaron recuentos basados en décadas de recolección de huesos y dientes de dinosaurios y mamíferos por tonelada de rocas o número de especies diferentes por metro cúbico. Sus gráficos, realizados a partir de restos bien datados, parecían demostrar que al menos en esa zona los dinosaurios experimentaron una lenta decadencia a lo largo de unos ocho millones de años, mientras simultáneamente se expandían los mamíferos. Sin embargo, trabajando sobre miles de restos de huesos de dinosaurios del mismo lugar, Peter Sheenan, del Museo Público de Milwakee y David Fastovsky, de la Universidad de Rhode Island, llegaron a la conclusión opuesta: según ellos los dinosaurios habrían prosperado hasta el final.

El modelo catastrofista de extinción explica la desaparición de los dinosaurios como resultado de los efectos secundarios de un cambio súbito, lo cual implicaría un episodio de extinción de menos de un año de duración. En favor del modelo catastrofista están los altos niveles de iridio en una delgada capa de arcilla en el límite C/T en al menos 50 localidades a través de todo el mundo, en sedimentos depositados tanto en el mar como en ríos y lagos. La época en que se depositó el iridio no puede establecerse con una precisión mayor a 500.000 años. Algunos grupos fósiles, como el plancton marino, presentan una extinción repentina en el límite. Sobre la huella del iridio existe una "huella de helechos", lo cual demuestra la desaparición de las plantas angiospermas, seguida por una difusión inicial de los helechos y luego, aparentemente años después, la recuperación de las angiospermas. Es lo que ocurre debido a la formación de un manto global de polvo estéril, y posterior germinación gradual de esporas y semillas enterradas. Este fenómeno se observa tras las erupciones volcánicas y también podría esperarse que ocurriera luego del impacto de un gran meteorito. Otras pruebas del modelo catastrofista son la existencia de esférulas cristalinas, consecuencia de la fundición de los materiales y los granos de cuarzo golpeado. Tales estructuras pueden estar indicando un gran impacto, o pueden ser consecuencias de erupciones volcánicas en gran escala.

En 1984, Dale Russell, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Ottawa, Canadá, calculó globalmente los cambios en la diversidad de los dinosaurios, sugiriendo que su desaparición fue un acontecimiento repentino, porque mediante cálculos en las cifras globales de diversidad de dinosaurios encontró que la diversidad se mantuvo hasta el final del Cretáceo, sin la menor señal de disminución que cabría esperar si la desaparición hubiese sido gradual. Si consideramos que la extinción de los dinosaurios coincide con la desaparición masiva de muchos otros tipos de organismos, solamente pueden considerarse seriamente las hipótesis que buscan una alteración a nivel mundial, que pudo haber sido gradual o catastrófica, y en este último caso de origen terrestre o extraterrestre. Las hipótesis más modernas son de este tipo, basadas en una mayor cantidad de datos disponibles, correlacionados con la ayuda de computadoras. Sin embargo, la principal dificultad que enfrentan las hipótesis catastrofistas son explicar la selectividad de las extinciones.

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