El Rincón del libro aconsejado

jueves, 13 de mayo de 2010


Sitios y gente de Cádiz, mi pasión


Alameda de Apodaca


Ubicado frente a la bahía, se trata de uno de los paseos más característicos de la ciudad de Cádiz, cuyo origen se remonta a 1617, aunque con el paso del tiempo ha sufrido numerosas reformas hasta adquiir su aspecto actual. En 1750 se construyó un salón barroco y ya en 1840 se remodeló casi en su totalidad, según proyecto realizado por Manuel Bayo y bajo la dirección del arquitecto D. Juan de la Vega, pasando a denominarse por aquel entonces Salón Cristina.

Su estado actual es obra de Juan Talavera (1926) quien siguiendo el gusto ecléctico del regionalismo, mediante una variada sucesión de salones decorados con cerámicas sevillanas y elementos de forja, consiguió una de sus creaciones más afortunadas al puro estilo andaluz. Además en él se pueden contemplar diferentes piezas escultóricas como un busto del diputado iberoamericano Ramón Power y Giralt o también un magistral monumento al Marques de Comillas, obra de Antonio Parera inaugurado en 1922.

La Alameda, es el rincón más romántico de Cádiz.Se debe dar un paseo por sus jardines, asomarse a la balustrada para ver la bahía de Cádiz y los restos de los antiguos baños del Carmen, sentarse a la sombra de alguno de sus Ficus centenarios, contemplar algunas casas de la burguesía gaditana, acercarse a la iglesia del Carmen ( de siglo XVIII ), ver el monumento a Marqués de Comillas, encontrar algunos bustos y estatuas de gaditanos ilustres entre la vegetación y sobre todo, disfrutar de unas vistas espectaculares.No perderse las garitas que miran al mar en la balustrada, las farolas y bancos de estilo sevillano y el baluarte de la Candelaria, edificación defensiva del siglo XVI. Y para comer, la barra del restaurante Balandro, joya de la gastronomía de Cádiz.

La Alameda, como se le conoce en Cádiz, es sin duda un auténtico balcón al mar.

No sé que tienen las flores,

las flores de mi Alameda

que cuando las olas rompen,

rompen pa asomarse a verlas,

preludiando su romance

las mariposas y abejas.

Guiña la mar

a la tarde

en cada rayo de sol.

Mayo va sembrando pasión

dos cuerpos en la balaustrá

juran su amor.

Calla el viento y la marea

que se ha dormio el gorrión.

Por eso tú,

que me has dao más sentío

ay, ay, ay, en tanta ocasión

no escapas de mi cante

pues desde niño

te llevo en el corazón.

Ay, mi Alameda, balcón divino,

envidio a esas palomas nuevas

que asomadas en el Carmen

admiran tu belleza.

Letra de Antonio Bustos, para la comparsa Caña y Mimbre ( 1988 )

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