La superpoblación de ciervos pone en peligro a la Sierra

lunes, 24 de octubre de 2011

No dejan crecer los nuevos plantones de castaños ni de encina. También, devoran las hojas de estos árboles


Cada vez va a más y no parece tener fin. En un principio, cuando se repobló la Sierra de Huelva de hembras de venado se antojó como una estampa bucólica. Dos décadas después, esta repoblación se ha convertido en superpoblación y por ende en la peor pesadilla de agricultores y ganaderos. Esta masiva presencia de estos animales, que por otra parte, no son autóctonos de esta tierra, está acarreando numerosos y graves problemas en esta comarca. Unas devastadoras consecuencias que si no se ataja a tiempo podrían incluso hasta afectar, seriamente, al ecosistema de la Sierra.
“Los daños son enormes, es una salvajada y nadie le pone remedio” expone a la vez que advierte José Manuel Benítez, secretario de organización de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos en Huelva (Coag). “No están dejando nada sin tocar, castaños, encinares, alcornoques, huertas... de forma directa, y ganado, indirectamente. Los campos están secos, por lo que buscan alimentos por donde pueden. Salen de sus cotos, Ellos no entienden de fronteras. Sin fueran pocos, el problema no tendría ninguna repercusión. Al ser tantos, incontables, nunca se habían visto tantas manadas por estas tierras, el problema se multiplica”, apunta.
Estos mamíferos cuentan con una hambruna insaciable, los que les lleva a ingerir grandes cantidades de alimentos. Uno de sus favoritos, “la hoja de los castaños. Los están dejando sin follaje, algo muy peligroso, porque estas hojas aportan hidratos de carbono al erizo, lo que permite, alcanzar el calibre y calidad pertinentes. Además, sin hoja, el erizo está a la intemperie, lo que le hace madurar antes de tiempo”, desglosa Benítez. Pero la amenaza al castaño no acaba ahí, se agrava más si cabe. Hembras y machos “también se fijan en los nuevos plantones del castañar. No los dejan crecer”. Sacar uno de estos árboles para delante no es pecata minuta. Primero, tienen que cuajar las raíces, a lo que le dedican sumo cuidado y años. “Para que el plantón se haga árbol necesita entre cuatro o cinco años. Tras él, el castaño sale para delante. Sin embargo, después de tantos cuidados y años, llega el ciervo y se los come”.

efectos colaterales // Este problema se extiende también a los ‘chaparros’, a los nuevos encinares y alcornocales. “Las reforestaciones de estas especies llevadas a cabo en años anteriores están cayendo en saco roto. Además, las reforestaciones que hacemos los agricultores cada año, encaminadas a renovar nuestras plantaciones, resultan complicadas de sacar para adelante, ya que no las dejan crecer. Llegan incluso a quitarles el canuto que las refugia para comerse el incipiente árbol”. En este sentido, el experto en agricultura serrana, Diego Diajara, alude a un problema mucho más preocupante si cabe, y que es una repercusión de todo lo anterior. “Si van desapareciendo el castañar y la dehesa, se pone en peligro el ecosistema de la Sierra de Huelva, con todos los problemas que ello conlleva. Este depende de estos árboles, por lo que todo cambiará en esta comarca serrana”. Asimismo, el problema alcanza también a la ganadería de la zona. Numerosas vacas están siendo sacrificadas por tuberculosis. Una enfermedad no habitual en la provincia, pero que cada vez está más presente. Una causa de esta propagación, aún sin confirmar, podría estar en los ciervos, ya que son vectores o portadores de la misma.
Por último, aunque no menos preocupante, esta superpoblación de venados y la falta de comida hace que las bellotas, principal fuente de alimento del cerdo ibérico, esté también entre su menú diario.

Odielinformación

0 comentarios: